Aquel

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A todo aquel que cree que su vida no tiene sentido, que sepa que tienen razón.

La verdad si me sentía nervioso; era la segunda vez que salíamos. Si bien ya era un logro hacer match con alguien en Tinder, tener una cita es otra cosa, pero es aún más improbable el hecho de tenerla dos veces, sobre todo alguien como yo; delgado, sedentario, jugador de League of Legends, introvertido, otaku, etc. Aunque, ella tenía mis mismos gustos.

Esa tarde quedamos de ir a un café cercano a la plaza central, en Concepción. Yo vivía un poco más cerca de la Universidad de Concepción y ella más hacía el oeste del Parque Ecuador.

Caminé varias cuadras hacía el café bajo un calor insoportable, aunque todo cambió al cruzar la entrada del local, en el que dentro contaban con un dispositivo de aire acondicionado, perfecto para la situación.

Me senté en una mesa redonda, en una de las esquinas, al lado del ventanal dando hacia la calle, en eso, una joven de aproximadamente mi edad se me acerca entregándome un código QR, en el cual, al escanearlo, mostraba toda la carta y variedad del local.

Analicé la carta, me decidí por un selladito y un jugo de piña, nada especial, con el calor no estaba como para un café o té. Se me acercó la misma joven preguntando si ya me había decidido, le comenté que estaba esperando a alguien y apenas llegara, yo pediría, a lo que amablemente se alejó a atender otra mesa.

Le escribía a ella de que ya estaba en el local y que la esperaba, pero los mensajes no le llegaban. Ya había llegado hace varios minutos, comencé a preocuparme, no contestaba ni los mensajes ni las llamadas, pensaba en que tal vez le ocurrió algo.

Miré a las afueras del local, viendo que hacían las personas. Caminan, hablan, comparten. Yo soy prácticamente nuevo en esto. Lo mismo era con la gente de dentro, todos estaban acompañados de alguien, excepto un tipo de aparentemente treinta, calvo y con lentes, tomando un café viendo su notebook, él estaba sólo en la mesa, pero no se veía mal.

Me preguntaba qué estaba haciendo, tal vez trabajaba, o quizás es escritor y está escribiendo, bueno, qué haría si no. Yo no hacía nada interesante, o sea, estudio en la universidad, pero más allá de eso, no hago nada prácticamente. Esa era mi vida, monótona, vacía. Pensé en que le faltaba ese toque especial que le diera color a mi vida, bueno, al menos podía mirar a la gente sin que me notasen, era invisible para el mundo, creo.

Por ejemplo esa señora de enfrente, hablando con otras dos personas, una a su lado y otra al frente suyo, quizá de qué hablan, ni siquiera se ha dado cuenta que tiene una miga de pan gigantesca en el labio, y sus acompañantes tampoco le dicen algo.

Volví a ver mi teléfono, viendo si es que le había llegado mi mensaje. Aún nada. Iba a llamarla, pero un dialogo llamó mi atención.

—Tienes una miga de pan en el labio —dijo un hombre.

Al principio fue como, qué curioso o qué coincidencia, miré a la mujer cómo se quitaba la miga con su servilleta, para que luego me mirara directamente a los ojos, haciendo contacto visual por milésimas de segundos. Ella rápidamente bajó la mirada.

No le presté atención, pero fue raro. Miré a las afueras nuevamente, esa vez vi cómo un hombre mayor tenía su zapato desabrochado, y al momento en el que lo pensé, este se agachó mirando hacia todos lados antes de comenzar a abrocharse, como si lo estuviesen espiando.

En ese momento pensé que fue demasiada la coincidencia, incluso me llegó a asustar. ¿Podía influenciar en el actuar ajeno? No lo creo, pero si fuese así, sería increíble, imagínate pensar en que algo hiciera algo y que esa persona lo hiciera, por ejemplo, que ella me escribiera ahora mismo.

Vibró mi teléfono.

Rápidamente revisé, y sí, era ella, avisando que estaba a un par de cuadras.

—Que mierda... —dije en voz baja.

Necesitaba beber algo, tenía la garganta seca, todo lo que había ocurrido hace unos segundos fue lo más loco que me ha sucedido en toda mi vida, y ni siquiera ha pasado media hora desde que entré en este maldito café.

Un joven me trajo un vaso de agua mientras esperaba, le agradecí y comencé a beber. Dejé el vaso en la mesa y me di cuenta de que nuevamente ocurrió. Tenía sed, pero, no pensé en que alguien me trajera algo, sólo pensé que necesitaba beber. Eso realmente me asustó.

Tal vez no puedo manipular al resto, que tal si...

¿Qué tal si soy la única persona que no puede leer la mente?

Un vaso dentro de la cocina se rompió al entrar en contacto con el suelo, luego de que la persona que lo sostenía, por algún motivo, lo soltase de repente. El ruido me distrajo un segundo, me voltee a ver afuera y había gente quieta y otros que miraban hacia dentro, pero todos con la misma expresión: miedo.

Miré mi celular, ella ya no estaba en línea, incluso su foto de perfil se tornó en un monigote gris. Dejé el teléfono boca abajo sobre la mesa y miré a mi lado, donde estaba en hombre calvo del notebook, me estaba mirando fijamente, asustado y curioso. Yo también comencé a preocuparme, hasta que me di cuenta de lo que realmente estaba pasando.

Era la única persona que no podía leer la mente.

Rápidamente me levanté y caminé dos pasos hacia la salida, pero me detuvo el hecho de que literalmente todos en el local, se pusieron de pie, mirándome fijamente, todos con los ojos abiertos, anonadados.

Correr, no pensé en otra cosa que no fuera eso. Salí del local y la situación era la misma; todos mirándome. Aunque eso no era lo peor. Lo peor fue cuando comenzaron a rodearme, a acorralarme, como un vacuno en terreno ajeno.

Esto no era el Show de Truman, tampoco era Matrix, era algo peor, pero era seguro que todo giraba a mi alrededor. Trato de no ser egocéntrico, pero era la única manera de explicar la situación. Era un hecho. Lo fue hasta que un camión me arrolló en la carretera cuando cruzaba sin mirar hacia los lados debido a la gran preocupación sobre lo que estaba pasándome. En cuestión de minutos, entré a un local, me di cuenta de que el mundo si giraba a mi alrededor y que morí por descubrirlo.

Esto no es real, no puede serlo, qué hay de mi familia, de mis amigos, de las pocas personas que amo, ellos si son de verdad, ¿no?, ellos si son conscientes de su existencia, porque están presentes en un tiempo y espacio, porque puedo tocarlos y sentirlos, al igual que ellos a mí, ¿verdad? ¿verdad...?

¿Porqué nací aquí, en este país, en esta ciudad, en este planeta o en esta galaxia? ¿Porqué en esta época? ¿Porqué no hace cien años atrás o cien en el futuro? ¿Porqué nací hombre y no mujer? ¿Porqué soy humano y no animal? La probabilidad de que todo este conjunto de coincidencias dieran efecto, es tan baja que el número se compararía con el tamaño de átomos. Para que de todos los espermatozoides fuera yo aquel que llegara primero, para que de esos millones mi padre y mi madre también llegasen primero, y que estos décadas después se conocieran en un momento en el tiempo para que así llegase yo, y que esto venga ocurriendo durante generaciones.

El mero hecho de que existiera, era tan improbable como que si no existiera, pero al final terminó pasando y hoy quedó demostrado que este espacio tiempo no era el indicado para mi. No era más que un error de programación, un simple fallo en el sistema, un ente fuera de su mundo, aquel hombre que jamás existió.

Debo despertar.

Debes despertar.

Esto no es real.

Esto no es real.

Por favor.

Por favor.

despierta.

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⏰ Last updated: Mar 06, 2022 ⏰

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