III

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Hace tiempo

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Hace tiempo...

—Señorita, ¿podría explicarnos el resultado? —le dijiste a la joven del laboratorio luego revisar el el resultado dentro del sobre. 

¿Recuerdas el cruce de emociones que sentías? Quizás incertidumbre, miedo, anhelo. Aquel resultado que no comprendidas ni esperabas en la prueba de embarazo cuantitativa, guardaba entre sus números la decisión sobre el futuro. Los treinta me respiraban en la nuca y sentía que se me iba el tren. 

Solía escuchar que todo llega en su justo momento, cinco años de matrimonio habían transcurrido entre estudios y tratamientos para embarazarme, pero nunca era nuestro turno.

Buscando la causa biológica a mi mayor penuria, me detectaron aquella lesión pre cancerígena en el cérvix y buscamos una segunda opinión cuando planteó una histerectomía total como solución. Me rehusé a renunciar a mi mayor sueño y pronto nos encontramos frente a una nueva doctora que hasta se asustó ante la propuesta del médico anterior y a diferencia suya, ella tomó mis manos para inyectarme esperanza. 

El día pactado para la conización, antes de ingresar al quirófano, entraste conmigo por algunos minutos, apretaste mis manos para transmitirme valentía y fuerza, aunque tus ojos café lucían enrojecidos y brillosos, habías llorado antes de ingresar, lo sabía bien; pero guardé silencio y escogí abrazarte. 

Los resultados de aquella intervención llegaron una semana después y saltamos de alegría cuando la doctora contó que los bordes estaban libres de lesión, lo que se tradujo en un éxito. Estaba lista para los estudios y el tratamiento que encargado de equilibrar el funcionamiento de mis hormonas. 

Fue así como luego de casi dos años de medicación, un calendario de ovulación, estudios y tratamientos invasivos, al fin nos dieron luz verde para engendrar, pero otro largo año pasó entre pruebas de embarazo fallidas.

Por eso, aquel día temblaba, aunque intenté mantener la compostura, no sabía si podría soportar otro negativo, pero algo en mi interior me dijo que sería distinto.

—¡Felicidades, señores Wolf, el resultado es positivo!

Miré a la jovencita, anonadada, había escuchado lo que dijo, pero mi cerebro no consiguió comprenderlo, por eso una vez más me encontré repitiendo la pregunta y ella sonrió al dar vuelta a la hoja para explicarme desde el interior de la ventanilla que nos separaba:

—Es positivo, mire, el nivel hormonal de su resultado indica que está dentro de un rango de siete a ocho semanas de gestación, por lo tanto, ¡felicidades, mamita!

Tomé el papel en completo shock y te miré junto a mí, lucías pálido, no pude evitar reír y cuando al fin lo procesaste, me envolviste en un fuerte abrazo, para luego cargarme sobre tus caderas por todo el largo corredor blanquecino hasta salir de la clínica, una vez afuera, gritaste como el propio demente y yo no podía parar de reír. Sin embargo, bastó subir al auto para verte temblar. 

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