『𝟙𝟞』

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- ¡Llegamos! Hace mucho que no venía a Okinawa, qué recuerdos... está tan caluroso como lo recordaba - Langa caminaba feliz por el aeropuerto - ¡Rápido! Vamos a buscar las maletas... ya quiero ver el rostro de sorpresa de mi madre cuando me vea y cuando sepa todo lo ocurrido, además quiero ver a Cherry y a los demás chicos.

Reki avanzaba temeroso y casi sin energías detrás de Langa, después de reflexionar su situación y de las constantes peticiones de Langa, accedió a ir a Okinawa pero aún tenía miedo y nervios por ver a sus amigos y familia.

- Camina más rápido slime, ya no puedes arrepentirte, estamos acá y no hay vuelta atrás - dijo Miya golpeándole el hombro.

El pelinegro también había ido con ellos, al escuchar los planes de sus amigos quiso sumarse al viaje, no había visto a sus padres ni amigos en varios meses y esta sería una buena oportunidad, además no quería dejar solo a Reki.

- ¡Auch! Me dolió, jajaja hace tiempo que no me llamabas así - se quejó Reki sobando la parte golpeada mientras sonreía - ¿Y ahora que haremos?

- Lo mejor será que cada uno vaya a su casa y luego en la tarde nos juntemos y visitemos a los chicos, podríamos ir al restaurant de Joe - propuso Langa.

- ¡Buena idea! Pero antes de juntarnos con los chicos, vayamos a la casa de los Kyan, tengo muchas ganas de ver a la tía Masae y a las chicas - propuso Miya.

- ¡Oh!... no estoy seguro de ser bienvenido en esa casa - comentó Langa apenado e incómodo.

- Mi madre no es rencorosa, si le explicamos la situación entenderá, así que no temas, además de seguro ya olvidó el tema - Reki lo tranquilo.

Los tres subieron a un taxi y cada uno fue hasta su hogar, el viaje fue nostálgico mientras los tres recordaban sus días en aquella isla al sur de Japón.

Langa llegó finalmente ante aquel pequeño departamento que había sido su hogar durante un par de años en Okinawa, subió y llegó hasta la puerta, tocó el timbre emocionado

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Langa llegó finalmente ante aquel pequeño departamento que había sido su hogar durante un par de años en Okinawa, subió y llegó hasta la puerta, tocó el timbre emocionado.

- ¡Voy enseguida! - se escuchó a Nanako dentro acompañada de varios ruidos, abrió la puerta y tenía todo su rostro sucio y su delantal también, además de varias manchas en el rostro.

- ¡Sorpresa mamá! - Langa estaba de pie sonriendo.

- ¡Mi niño! - dijo emocionada saltando a los brazos de su hijo - ¿Por qué no me avisaste que vendrían? Hubiera ido por ti al aeropuerto, y llegaste en el peor momento, intentaba cocinar una receta que me dió una paciente pero realmente no soy buena en la cocina, además dejé todo sucio... ¡Literalmente la olla erupcionó!

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