Primera cita (Hong-Kong & Singapur) ONE-SHOT

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"Sí, si quiero".

Esas habían sido las últimas palabras que oyó Hong-Kong por parte de Singapur cuando le preguntó si podrían tener una cita. Le costó sudor y lágrimas reunir todo el valor para acercarse a su asiento y decírselo, aunque entre tartamudeos y movimientos de manos nerviosas, lo consiguió.

La cita era esa misma tarde en un parque que había en el territorio del asiático, pues conocía ese lugar y le parecía idóneo. Era un parque tranquilo, muy extenso, con merenderos, puentes para cruzar los extensos lagos y pequeños templos antiguos. ¡El mejor plan para familias y parejas! O al menos así decía el cartel de la entrada del recinto.

Ya había dado el primer paso, pero ahora, ¿qué se supone que se hace en las citas? Hong-Kong tenía experiencia nula tratando con mujeres. De por sí, entre los países era considerado algo "intenso" por su forma de ser. Jamás había tenido ningún interés amoroso, ni le había dado importancia hasta el día en el que Singapur... bueno, eso lo dejamos para otra historia.

No quería estropearlo con su chica, así que, suspirando se levantó y se acercó a sus vecinos de Asia.

-Chicos, necesito ayuda, así que ya estáis aconsejándome.

-En primer lugar, se pide "por favor". En segundo lugar, ¿qué necesitas? -Preguntó curioso Corea del Sur.

-Es que tengo una cita con Singapur y...

-¡TIENE UNA CITA! ¡HONG-KONG TIENE UNA CITA CON SINGAPUR! No me lo puedo creer... ¿Qué has hecho para que acepte? ¿Cuántas pastillas le echaste a la copa?- Se rió Filipinas que sólo paró cuando un sonoro "plaf", producto de la mano del hongkonés chocando contra la cara del filipino, se oyó por toda la sala.

-Y, necesito que me aconsejéis, que me digáis qué hacer en la cita. Cómo actuar, ya sabéis, lo típico de las citas.

-Lo mejor es llevarle un regalito, que su primera impresión sea buena. A las mujeres de mi país les encanta el maquillaje, puedes regalarle maquillaje- Explicó Corea del Sur.

-¡No! Regalar maquillaje es muy cutre. Lo mejor es regalarle flores, algo que ella vea y se le alegre la vista. Eso de dar cosméticos es muy... frío- Aconsejó Vietnam, que acostumbrado a vivir en el campo, era el que más apreciaba la naturaleza entre los del grupo.

-Bueno, pues le llevaré ambas cosas. ¿Y la forma de ser? – Hong-Kong estaba anotando todo esto en una libretita.

-A las mujeres les gustan los hombres fuertes y dominantes. Que sean brutos y directos, que no se piensen mucho las cosas. Creo que con que seas tú mismo, sin temblar cada vez que la ves, te servirá – Dijo burlonamente China.

Sin embargo, Japón que estaba a su lado saltó indignado.

- ¡Ni se te ocurra hacerle caso al idiota éste! A las mujeres les gustan los hombres gentiles, no violentos, dulces, y cariñosos que se fijen en los detalles. Básicamente todo lo contrario a ti. Debes disimular un poco tu actitud y suavizarte más.

Hong-Kong escuchaba mientras a lo lejos veía a la pareja de Inglaterra y Francia. A pesar de sus edades, no parecían perder aquella chispa que avivaba cuando se miraban a los ojos. Realmente le gustaría que su relación con Singapur fuera así en el futuro.

Decidido, se levantó dispuesto a pedirle consejo al mayor, quién sorprendido de ver a una excolonia del imperio británico pedirle ayuda, sonriéndole le respondió:

-En mi primera cita con Francia, la llevé a un restaurante elegante donde servían el té más fino de la región. Fue un día mágico que jamás olvidaré – Tras acabar de hablar, comenzó a besar a la francesa en sus labios.

Dibujos de CountryhumansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora