Rivales para amar

La otra chica

La carta de advertencia tenía razón después de todo. No debería haberme enamorado de Tom... Soy tan estúpida por pensar que tenía una oportunidad con él. 

- Solo seremos tú y yo, Nemo. Ah, y Rose. - le digo al gato que saca la cabeza por dentro de mi chamarra.

Por fin llego al dormitorio, después de un día de muchos altibajos. Al entrar, Rose me da una cálida bienvenida, mientras se acerca a saludarme.

- Oh, has vuelto... Espera, ¿qué? ¿Es un gato lo que estás sosteniendo?

- ¡Ay, llámalo Nemo! Nemo, saluda a Rose.

- Uhm, ¿hola? ¿Supongo? ¿Por qué él está aquí?- me pregunta trastornada Rose.

- Es del refugio. En el momento en que nuestros ojos se encontraron, hicimos clic.

- Vera...

- Sé que es mucho pedir, pero por favor déjalo quedarse aquí. ¿Ves? ¡Se está frotando contra tus piernas! ¡Creo que vosotros dos os llevareis muy bien!

- Está bien, el gato es bonito... Pero no puedes mantenerlo aquí.

- Espera. ¿Eres alérgica a los gatos?

- Bueno no...

- ¡Entonces bien! Así que no te importa que se quede, ¿verdad?

- Personalmente, no... quiero decir, me encantan los animales. Tengo un Husky que es una reina del drama en casa. Pero sabes que nuestros dormitorios tienen una estricta política de no mascotas.

Uf, esto de nuevo.

- Si lo se. Aquí solo permiten peces.

- ¿Qué?

- La chica de al lado tiene un pez dorado en su habitación. ¡Y nadie se queja! ¡Esto es discriminación de especies!

- Tal vez solo se mire con malos ojos a los animales con patas y piel.

- Consigamos una anaconda entonces.

- ¿Y convertirse en su cena? No gracias. Por favor, piénsalo bien, Vera. No quieres que te echen de aquí. La vivienda fuera del campus es costosa.

- Si se trata de eso, es posible que tenga que trabajar a tiempo parcial para pagar el alquiler.

- Buena suerte para encontrar un trabajo de medio tiempo que lo cubra. Probablemente tendrías que vender un riñón para poder pagarlo... durante un año, tal vez.

Agh.

- Eso en serio apesta.

- ¿Qué vas a hacer con Nemo?

- Voy a darle un hogar para siempre. Hasta entonces, se queda conmigo.

- Tengo miedo de que te encariñes demasiado como para dejarlo.

- ¡No no! Lo prometo.

- Está bien, pero es tu responsabilidad. Bueno, podría acariciarlo y alimentarlo de vez en cuando, porque míralo...

- ¡Él es malditamente bonito! Pero si alguien alguna vez se entera de él... me lavaré las manos, ¿de acuerdo?

- ¡Trato hecho!

Con Nemo a mi lado y Rose pasando el fin de semana en casa de su prima... Elijo quedarme encerrada en nuestra habitación. Nemo encanta su camino más profundo en mi corazón con sus grandes ojos y tendencias pegajosas. Rose tenía razón, estoy totalmente apegado a él. Y así, el fin de semana se ha ido.

Aquí viene el lunes. Nada mal, pensé mientras me ponía la mochila en la espalda y me dirigía a la universidad.

--Media hora después...--