Capítulo 12: Cristales de sabor en un palo
La claridad fue agradable.
Era algo cada vez más raro en el mundo de Fluttershy desde que la líder de las Dazzlings se le acercó en la banca hace casi tres semanas, pero nunca la abandonó por completo. El viernes por la noche, durante ese período transitorio cuando el sol aún se estaba poniendo, se sentó en una mecedora en el solárium de su casa, disfrutando del aire fresco a través de una ventana rota y la quietud de la hora. La presencia de Angel Bunny, recostada pacíficamente en su regazo, solo lo mejoró cuando ella lo acarició suavemente y apoyó una mano en su barriguita peluda, con los dedos acurrucados en su pelaje, sintiéndose segura y acogedora. Esto facilitó el procesamiento de pensamientos que generalmente la hacían sentir lo contrario. La mayor parte del comportamiento de Adagio era difícil de interpretar, más posibles explicaciones zumbaban en la mente de Fluttershy mientras más se concentraba en sus acciones.
Tranquila, chica. Pensar. Respirar. Concéntrate en el lindo conejito.
Se administraron masajes en el vientre tanto por el bien de Angel como por el suyo propio. Tranquila, recordó cómo recién esa mañana, recibió respuestas que señalaban algunas cosas sin lugar a dudas: Adagio se preocupaba por ella y la había abrazado con la intención de hacerla sentir mejor. De acuerdo, lo hizo con algunas ideas un poco divertidas en su cabeza, pero su corazón estaba en el lugar correcto. Otra cosa que se había vuelto casi dolorosamente clara para ella era que quería que Adagio fuera más allá con el collar. O diablos, sáltate el collar por completo y solo-
Acaricia al conejito, acaricia al conejito...
Lo hizo, rascando el espacio detrás de una de las orejas de Ángel con la yema de un dedo, lo que dibujó una pequeña patada en la pierna que la hizo sonreír y llenó sus entrañas de cálidas pelusas. Tenía sentimientos por Adagio, ese era otro poco de claridad a la que aferrarse, la parte ambigua era cómo responder a ellos. Eventualmente sería necesario decírselo a sus amigos, ¡pero ellos ni siquiera sabían que ella se reuniría con Adagio en privado todavía! ¿Se burlarían de ella también? Adagio ya la empujaba al límite regularmente, incluso si era lo suficientemente misericordiosa como para retroceder cuando vio que los vasos sanguíneos de Fluttershy alcanzaban una masa crítica, por lo que no estaba segura de poder manejar más además de eso. ¿Cómo respondería Adagio cuando probablemente le tomaría a Fluttershy armarse de valor (algunos meses, siendo optimista) para decírselo?
El pelaje suave de Angel Bunny y las pequeñas reacciones complacidas a su atención ayudaron a ahuyentar los pensamientos cada vez más aterradores mientras su corazón se calmaba nuevamente. Entonces, decírselo a alguien estaba descartado por ahora, pero lo lograría, simplemente no sabía cómo. Eso estuvo bien, ¿no? No siempre sabías exactamente lo que harías en la vida, qué camino tomarías para sortear un obstáculo. A veces era tan simple como caminar, a veces podías esconderte en un agujero hasta que el obstáculo desaparecía por sí solo, y a veces te lanzabas de cabeza contra el obstáculo por desesperación y pánico. Sin importar lo que terminara haciendo, sabía que no podía preocuparse por eso. Eso surgió en su canción en la Batalla, después de todo, no tener miedo a la oscuridad.
Fluttershy sonrió, esperando con ansias el lunes por la mañana y lo que fuera que viniera con él.
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Tanto para evitar sobresaltarse de nuevo como para minimizar la posibilidad de que Adagio se sintiera culpable por sobresaltarse con tanta frecuencia, Fluttershy mantuvo su atención en el mundo que la rodeaba mientras esperaba en el banco. ¡Esta vez, ella estaba alerta, esta vez estaba consciente! Por supuesto, Adagio probablemente todavía podría haberse acercado sigilosamente a ella si realmente hubiera querido, pero parecía que finalmente habían superado esa etapa. O, de hacerlo a propósito, de todos modos. Estaba a punto de caer en una reminiscencia de expresiones perversamente alegres, pero extrañamente hermosas después de exitosos saltos de miedo cuando apenas escuchó pasos en la hierba cercana, y se cuadró cuando se giró para ver a Adagio caminando hacia ella.
