~ CATORCE ~

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Off entró a la comisaría con sus esperanzas en el suelo, ya no había nada que hacer y él lo sabía. Habían pasado tres días desde que los videos desaparecieron, tres días dónde no le gustaba el hecho de seguir vivo, dónde la tristeza abundaba y su corazón se había desgarrado cada vez más. Tres días en dónde su mano dolía al tener un celular y no poder llamar a su amado. Según le habían dicho la policía seguía investigando, pero no encontraban nada aún. Alzó su mirada del suelo y se encontró con el detective. En su rostro pudo confirmar lo que estaba pensando: era imposible atrapar a su acosador. El pelinegro sintió sus piernas temblar y por poco cae al suelo de rodillas. Sintió las manos de su mejor amigo evitando que se derrumbe de nuevo. Tay lo ayudó a llegar hasta dónde se encontraba el detective y se frenaron delante de él.

- Señor Adulkittiporn, lamentamos no haber podido conseguir esos videos.

- ¿No hay otra forma de conseguir sospechosos? ¿Hay otras pistas que seguir?

Fue Tay el que preguntó, al ver que Off estaba sin habla. El detective Collins los miro a ambos en silencio.

- Vamos a interrogar a todas las personas que estaban presentes en el edificio en el momento del incendio.

- ¿Cuándo? – volvió a preguntar Tay.

- Enseguida, ya hemos llamado a varias personas.

- Debo ver interrogatorios. – Habló Off por primera vez.

Tay lo observó en silencio, preguntando con la mirada su estaba seguro de lo que estaba haciendo y el otro asintió con la cabeza.

Luego de unos minutos el interrogatorio comenzó. Off estaba detrás del vidrio, viendo y escuchando todo lo que ocurría en la pequeña sala de interrogatorios. Él solo hecho de que una de esas personas lo había alejado de Gun lo estaba volviendo loco, quería romper el cristal y saltar sobre cada una de las personas y sacarle las respuestas él mismo. Debía controlarse, de esa forma no iba a conseguir nada. Poco a poco todas las personas estaban siendo interrogadas y ninguna parecía culpable. Off jamás habría pensado que una de esas personas querría hacerle daño, pero ahora ya no sabía que creer. Su desesperación era cada vez más grande, necesitaba respuestas, quería volver a lo de antes. Interrogaron a su secretaria, a sus socios, a algunos clientes diarios, dos de los conserjes, empleados de seguridad y varias personas más.

Una de las últimas personas que entró a la sala, fue uno de sus mayores socios, Cooper Patpasit. Off no se sorprendió al verlo, sabía que seguramente éste se encontraría en el edificio. No quería admitirlo, pero tenía mucho miedo en ese momento, Parpasit le caía bien, confiaba mucho en él, aunque realmente quería que una de esas personas sea culpable, para ir corriendo a buscar a Gun, para su mala suerte nadie parecía sospechoso. No hacía falta las palabras claramente pudo notarlo en el rostro del detective; ya no tenían nada.

- Off, vamos a casa. – Propuso Tay al ver la desilusión en su rostro.

- No quiero irme.

- Off, vamos. – Tay prácticamente lo arrastro hasta su auto y lo obligó ir hasta su casa. No iba a permitir que Off hiciera un caos dentro de la comisaría. Estaba muy mal necesitaba despejar su cabeza un rato. Off no comía hace hora ni siquiera había tomado cafeína, se encontraba pálido débil, además, de que todo su cuerpo le dolía. Tah lo cuidó como nunca cuidó a alguien, le preparó comida y lo hizo comerse hasta la última migaja. Estaba preocupado jamás lo había visto tan destruido, luego de ayudarlo ambos se prepararon para dormir.


(...)


Off abrió la puerta y una brisa fresca lo golpeó, salió a la azotea y cerró la puerta detrás de él, el sol estaba en un punto medio, por lo que supo que el atardecer estaba llegando. Se aseguró que nadie más se encontrara allí y se acercó hasta uno de los barandales de la azotea. Apoyó sus brazos en este y miró hacia abajo. El edificio de Tay era realmente alto contaba con muchos piso, podía ver las pequeñas personas caminando y no pudo evitar preguntarse ¿Serán felices? ¿Estarán viviendo una agonía como yo? ¿Tendrán a la persona que aman a su lado?. Off sonrió con tristeza, el pequeño viento que movía sus cabellos lo relajaba, sentía sus pies flotando, el solo era cálido y el silencio que lo rodeaba era confortador. Por primera vez en días se sentía n paz, libre y calmado.

Regalo ~ OffGun ~Where stories live. Discover now