Capitulo 13

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Y entonces, llegó la nada.

No sé muy bien qué esperaba. Era consciente de que darnos un único beso, en plena borrachera, no significaba que Daniela tuviera que consagrarse a mí en cuerpo y alma, pero sí que me imaginaba que, al menos, seríamos menos reservados sobre nuestros sentimientos. También creía que, ahora que sabía que le gustaba, me resultaría más fácil conectar con ella los días en que se encerraba en sí misma, que sería más sencillo estar a su lado incluso cuando fingía que era la única persona del mundo, o que si le rozaba sin querer el brazo no se pondría rígida como si una corriente eléctrica le recorriera la columna vertebral. Pensé que, después de que dos personas se enrollaban, las cosas tendían a simplificarse. Y, naturalmente, estaba muy, pero que muy equivocado.

La semana siguiente fue algo así:

SÁBADO

Cuando, por fin, regresé a casa a primera hora de la tarde, después de comer con Muz y su familia, le envié un mensaje a Daniela. (Antes había despegado las sábanas de mi cama y las había metido en la lavadora, ataviado con guantes y una mascarilla quirúrgica.)

MJ: Uf. Me he despertado con sabor a rata muerta en la boca. He oído que han castigado a Heslin. Pobre chico. ¿Qué tal, Dan? Dame un toque si te apetece quedar este finde.

DC: Yo me encuentro bien. Ya te diré algo sobre este finde. Que tengas buen día.

DOMINGO

A pesar de lo que me había escrito, Daniela Calle no me dirigió la palabra en todo el fin de semana. Me pasé la mayor parte de esas cuarenta y ocho horas esperando a que me mandara un mensaje, pero nada, así que me fui a dormir a las ocho de la tarde del domingo, pero no conseguí conciliar el sueño hasta que la luz sonrosada de la mañana empezó a entrar por las ventanas del sótano.

LUNES

Daniela Calle vino a la redacción por la mañana, antes de la primera clase, me saludó con la cabeza, recogió un montón de papeles de su mesa y se marchó. Llegados a este punto, estaba razonablemente seguro de que El Beso (como llegaría a ser conocido) había sido poco más que una alucinación causada por una ligera intoxicación por el alcohol metílico del ponche. Durante todo el día, mi único deseo fue volver a casa a buscar otro instituto que admitiera traslados a mitad del último año.

Por desgracia, tuve que quedarme después de clase para acabar (léase: empezar) mi primera tarea de inglés para Hink, ponerme al día con los deberes de mates, abrir el libro de español por primera vez en todo el curso y comenzar a pensar en solicitar plaza en la universidad. Por todas esas razones, aún estaba en la biblioteca cuando recibí un mensaje de Daniela, y sentí que el corazón me daba un vuelco. Era mucho mucho peor de lo que había esperado.

DC: ¿Quieres jugar al fútbol americano los jueves por la tarde? Hink está organizando un equipo de profesores y alumnos para promover «la vida sana» y quiere saber si te apuntarías. Al parecer todo el mundo (es decir, todos los profesores) va a aceptar. Yo no jugaré, pero iré a animaros.

Me había preparado para un mensaje que dijera: «Lo del viernes fue un error» o «No quiero que haya mal rollo entre nosotros», pero eso era una tortura. Por un lado, unirme al equipo de fútbol americano de los profesores tenía dos beneficios:

1. Daniela Calle, obviamente. Más eventos sociales obligatorios implicaban más tiempo juntos fuera de clase, de la redacción y del coche de Daniela.

2. La posibilidad de demostrar a mis profesores, en especial a los que seguían pensando que yo era el equivalente en chico de Valentina Garzón, que carecía de malicia criminal y de brillantez psicótica.

CHEMICAL HEARTS "ADAPTACION CACHÉ"Where stories live. Discover now