Capítulo XXIII

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De todos eras tú el único capaz de derribar ese inmenso muro de frialdad e indiferencia que construí con los años por el miedo de ser lastimada...

Ilenko Romanov

Hasta los más fuertes tenemos una debilidad. La mía, son dos mujeres de intensos ojos azules. Una que ni siquiera llega a tener un metro y medio de estatura, la otra es una reina. Esa Ved' ma que desde que llegó a mi vida lo único que ocasionó es caos y confusiones. Es la única que conoce a Ilenko Romanov y al Boss de la mafia rusa. Emma James, mi esposa y la madre mi hija. Me arrepiento demasiado de no haberle dicho de una maldita vez todo lo que provoca en mí. Sus pucheros, sus gestos aniñados, esa sonrisa que siempre tiene cuando está en la pista de patinaje y fuera de ella. La muerte puede sorprendernos en el momento que menos pensamos.

Le prometí a mi hermana en su lecho de muerte que protegería a su hija. Una sobrina que apenas conozco, pero que se ha vuelto parte fundamental para mí. Verla intentar salavarme la vida con lágrimas en los ojos, me confirma que no me equivoqué al confiar en ella.

-Aguanta, Boss, saldrás de esta. ¡No te atrevas a morirte! Tu mujer te espera. ¡Le prometí a Emma que te llevaría a casa! ¡No soy una mentirosa! _Me grita intentando que no pierda la consciencia, sin embargo, cada vez me cuesta más mantener los ojos abiertos.

-Dile a Emma _Intento hablar, pero Venecia me interrumpe.

-¡No digas estupideces! ¡Eres Ilenko Romanov, el Boss de la mafia rusa! ¡No puedes morirte! ¡Tú eres el puto amo del mundo! ¡Saldrás vivo de esto y le dirás a tu mujer lo que se te de la gana decirle! ¡¿Quedó claro?! _Suelta. ¡Menudo carácter tiene tu hija Lucrecia! Con razón Christopher Morgan está a sus pies. Toda mi vida pasa frente a mis ojos. El nacimiento de Vladimir, la primera vez que vi a Emma James. El día que mis ojos observaron por primera vez la perfección que creamos juntos. Amelie, cuanta responsabilidad recaerá sobre sus hombros con mi partida. Trato de ignorar el dolor que me causa que Venecia intente sacarme las balas con un cuchillo.

-¡Christopher, no dejes que se muera! _Le pide al Vor. El antes mencionado se arrodilla a su lado e intenta ayudarme. Ni en mil años me hubiera esperado que Christopher Morgan intentaría salvarme la vida. Observa a mi sobrina como imbécil. ¿Así observo a Emma? ¿Qué estarán haciendo?

Supongo que estará contándole un cuento para dormir a nuestra hija. Mi madre estará recordándole el tiempo que le queda siendo mi esposa. Lo que no sabe Viktoria es que no pensaba cumplir ese maldito tiempo. Emma James es mía, hoy, mañana y siempre. Soy su amo y captor, pero sobre todas las cosas soy el hombre que ama a pesar de toda la mierda que he causado, además también le di lo que más ama en el mundo. Pienso en nuestro hijo, el bebé que jamás conoceré. Acepto la muerte, sabía que en algún momento tendría que suceder.

-Perdón _Susurra sobre mis labios. Aún hay varias lágrimas en sus mejillas. ¿Cómo pude gritarle de esa manera por algo que no era totalmente su culpa? Ambos estamos bastante grandecitos como para no saber lo que puede suceder si tenemos sexo sin protección.

-Es mi hijo, no pidas perdón. Volverás a traer a un Romanov a este mundo. Deberías sonreír, no llorar _Aseguro y se aparta ligeramente de mí.

-Me alegra mucho saber que voy a ser mamá, sin embargo, eso no cambia el profundo miedo que tenía por tu reacción _Agrega. Limpio las lágrimas que aún empañan la belleza de esta puberta que convertí en mi esposa. ¿Quién lo diría?

-No vuelvas a tenerme miedo, Ved' ma. Soy tu marido. Esto lo hicimos juntos _Respondo colocando la mano en su vientre.

-Te amo _Dice sin pensar. Me emociona escucharla decir eso. Ya lo sabía, pero, que ella lo admita en voz alta y frente a mí es algo magnífico.

Ramé[CM#2]✔Where stories live. Discover now