05

859 79 30
                                    

oriana;

Hoppla! Dieses Bild entspricht nicht unseren inhaltlichen Richtlinien. Um mit dem Veröffentlichen fortfahren zu können, entferne es bitte oder lade ein anderes Bild hoch.

oriana;

Una vez que Nico volvió al corredor donde estábamos esperándolo los jugadores, Marta y yo, salimos a la cancha donde solían entrenar los equipos para las competencias.

Las niñas empezaron a chillar de emoción al verlos y no voy a negar que esa imagen me causó demasiada ternura. Los jugadores empezaron a darles las manos a todas las niñas en señal de saludo y alguna que otra se les acercaba a darles un abrazo.

Sergio Busquets había tomado el rol de entrenador para esta actividad, mientras que los otros tres servían de apoyo o para hacer las demostraciones que pedía Sergio cuando una de las niñas no entendían el ejercicio que mandaba.

—Me recuerdan mucho a ti—habla por primera vez Marta—Igual de pequeñas y con mucho camino por recorrer.

—Igual de ilusionadas—le respondo y volteo a mirarla fijamente el perfil—Solo que yo tuve un poco de suerte.

Y era cierto, poco recuerdo de lo que pasó en mi vida antes de que Marta llegara a mi vida. El rostro de mi madre a veces aparece en mis pesadillas, breves fragmentos aparecen esporádicamente y terminan destrozándome por completo. Si no fuera por Marta y su primo, no sé dónde estaría parada hoy en día.

—Lo estás haciendo bien Oriana—me habla Marta sin despegar su mirada de los jugadores que se encuentran en el campo—Sigue así, estoy orgullosa de ti.

No voy a negar que esas palabras me conmovieron bastante, demasiado diría yo, al punto que abracé a Marta. Si de una manera podría transmitirle todo el agradecimiento que tenía hacía por todo lo que hizo era mediante ese abrazo.

—Gracias—le digo al oído para luego separarme de ella y volver mi mirada al campo.

—He visto como te desenvuelves con ellos y siento plena confianza en tu criterio—me dice para luego voltear a verme—Estoy sobrando en esta actividad, te dejo el cargo completo Ori.

—Gracias Marta, en serio—le digo con una sonrisa y la señora de unos cincuenta años toma su cartera para luego irse del lugar, dejándome completamente sola.

No podía creer lo que acaba de pasar, pero este día había sido el mejor después de tanto tiempo.

—¡Oriana!—escucho como alguien me llama y vuelvo mi vista al campo.

Pablo se acerca hacia mi con una pelota en sus brazos rápidamente al punto que me asusto un poco.

—¿Que pasó? ¿Todo bien?—le pregunto bastante extrañada por su actitud.

Hace unos momentos había sido bastante parco conmigo y ahora se le daba por acercarse a mi. No lo entiendo.

—¿Quieres jugar un rato? La otra chica se ha puesto a jugar con Nico y Pedri me ha dicho para que te vengas también—me propone el andaluz con una pequeña sonrisa.

FEARLESSWo Geschichten leben. Entdecke jetzt