Su corazón estaba adolorido, junto a él su lobo lloraba desconsolado al sentir el amor alejarse y lo trágico llegar, las escenas de hace unos meses se estaban repitiendo, lo habían rechazado una vez más y esta vez por la persona la cual le prometió jamás alejarse. Su vida era tan parecida a una pieza de rompecabezas que no encajaba con ninguna otra, tal vez esa otra pieza era Bright...

Ahora no simplemente era la dificultad de respirar, ahora sentía su rostro temblar y la sensación de ahogo, se estaba desesperando por no saber que hacer, hace mucho tiempo de que no tenía un ataque de ansiedad tan fuerte como estaba siendo este, intentaba calmarse respirando lento, pero eso solo empeoraba la situación, sentía que moriría.

— Duele...

Pero le dolía más el alma, sus emociones se deterioraron cada vez más, si antes odiaba su cuerpo y su ser, ahora le causaba ira, se sentía asqueado con su existencia, necesitaba esconderse, no quería enfrentar al mundo ni a nadie, sentía que ahora todo había perdido su significado, ahora él también perdió su significado.

No supo en que momento logró calmarse, sus ojos seguían llorando pero su respiración se calmó con el pasar de los minutos, que fueron eternos para él pero lo importante era que estaba mejor, observó por unos segundos su vacía sala y el llanto volvió a escucharse, empezó a gritar y quejarse por el dolor en su corazón, jamás se había sentido tan desgraciado, ni si quiera cuando sus padres lo echaron de casa y apenas pudo sobrevivir los primeros días en la capital con sus ahorros.

Había perdido al hombre del que se enamoró en todos los sentidos, lo había perdido todo, Bright era el único café para sus días fríos, era el único motivo por el cual el se esforzaba más y más en su trabajo, el único motivo para despertar y sonreírle a las mañanas.

¿Que haría ahora? Se había quedado completamente solo, tenía miedo de cruzar esa puerta y ser rechazado de nuevo, necesitaba encerrarse en su habitación para no volver a salir de ahí, si, era un cobarde, un cobarde que no sabría cómo enfrentar una ruptura.

— No debes sentir miedo conmigo, yo no me alejaré de ti, te aceptaré con todo y te querré de la misma manera, te lo prometo.

— ¿L-lo prometes? — Levantó su mirada, sus ojitos estaba hinchaditos, podía transmitir la tristeza a través de su mirada.

— Te lo prometo.

¿Era muy difícil cumplir esa promesa?

Pasaron dos días, en el transcurso de estos las horas se volvieron más largas y pesadas, el Omega se encontraba agonizando en su cama junto su aroma a tristeza, no había salido de ahí a menos que sea para ir al baño, pero de todos modos no iba mucho, no tenía nada en su estómago para expulsar, no comía, y si lo hacía apenas terminaba el vaso de leche ya que segundos después su estómago se revolvería y las ganas de vomitar se harían presentes.

Cada mañana al abrir los ojos tomaba su teléfono para llamar al único contacto destacado en su agenda, y a pesar de que la línea lo mandara al buzón o que su voz se escuchara muerta, le deseaba un lindo día a Bright, para después hundirse en sus sábanas y romper en llanto de nuevo, incluso ya no sentía su lobo.

— Hola P'Baii... Espero y tu día sea maravilloso, te quiero mucho, come, no te hace bien saltarte las comidas, llama cuando puedas.

Winnie <3
07:10 a.m.

Recordó su mensaje de la mañana y se sintió tan patético, con justa razón no le había respondido, pensó el lindo castañito con lágrimas brotando de sus ojos.

Bright estaba molesto, molesto con todos, molesto con él mismo, con su amigo, con su trabajo y con su novio. Al mismo tiempo decepcionado, aún no podía asimilar el hecho de que todo este tiempo haya estado saliendo con un beta embustero.

Manos de Ángel | BrightWin | Adaptación ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora