Los Entrometidos

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"Pero tienes que acceder si quieres quedarte aquí

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"Pero tienes que acceder si quieres quedarte aquí."

"Está tan afilada que no sentirás nada"

"Pronto verás todo a nuestro modo..."

Un ruido extraño se hace escuchar a pesar de estar tapada de pies a cabeza acostada en posición fetal, Coraline arruga la cara antes de parpadear unas cuantas veces y abrió los ojos, se destapa esperando encontrarse en su habitación pero se revela que no estaba en ella y tampoco estaba en su "otra" habitación.

Su cabeza giró hacia el ruido que provenía de lo que parecía ser una máquina de coser y una chica de cabello corto con rulos que dio media vuelta su cabeza para revelar a Mirabel con sus lentes verdes y una sonrisa algo positiva.

—¡Oh! Lamento despertarte, estaba arreglando tu ropa ya que tenía esos rasguños, pero mira~—muestra con orgullo la manga arreglada de su chaqueta—Hasta parece nueva ¿no crees?

—¡Qué horror!—Coraline se queja para después dejarse caer en la cama, dejando a Mirabel confundida ante ese comentario—Nada fue un sueño...—dice esto último frotándose los ojos con sus manos

—¿Okeeey?—dijo Mirabel dejando de lado la chaqueta en la mesita y levantarse de donde estaba sentada—Te quedaste dormida un buen rato pero aun puedes desayunar, mi mamá todavía está en la cocina por si quieres algo—ella saca la remera a rayas de Coraline que también estaba cosida la manga—También le arregle la manga de tu remera así que vístete, yo seguiré arreglando tu chaqueta—dice para volver a su trabajo en la máquina de coser

Coraline se cambio el pijama con su ropa de ayer (no tenía otra de todos modos) y salió de la habitación, caminó por los pasillos del segundo piso hasta dar con las escaleras, antes de bajar vio a un hombre que había visto antes, también era un miembro de la familia, de cabello desordenado y ruana verde que la observaba desde lo que parecía ser su habitación, al notar su mirada este se espanta y cierra la puerta de golpe, Coraline no dijo nada y continuó su camino ignorando esa acción.

A diferencia de su mundo, que era húmedo y frío, aquí hacía calor y de alguna forma más colorido y alegre, los colores de esa casa eran cálidos y vivos demostrando que la casa estaba viva también, le daba cierto escalofrío ya que en su "otra casa" tambien tenia ese ambiente colorido y alegre que la había logrado engañar una vez.

Pero para su sorpresa esta casa era diferente, se sentía segura tocando sus pisos pero no podía confiar del todo en los residentes, no conocía a todos pero la mujer gruñona que era la abuela parecía ser la líder de la casa, tenía que tener cuidado con ella ya que era la única que no le gustaba su presencia.

No sabía qué pensar de los dos jóvenes que parecían ser de su edad, Camilo y Mirabel fueron amables pero sabía que solo lo fueron para intentar llevarse bien.

Y justo entrando en la cocina había encontrado sola a la mujer que la ayudó ayer con su herida y que supuso que era la mamá de Mirabel.

—Hola—saluda Coraline suavemente agitando su mano

𝗟𝗮 𝗣𝘂𝗲𝗿𝘁𝗮 𝗦𝗲𝗰𝗿𝗲𝘁𝗮Onde as histórias ganham vida. Descobre agora