Sempiternal【pjm+myg】

『03』

Transcurrido un mes de clases Jimin ya había escogido a su profesor favorito y al que le haría la vida imposible lo que durara estudiando su amada pero agotadora carrera, y es que habían personas tan fáciles de querer y otras tan jodidamente fáciles de odiar, que le sorprendía ¿Era necesario ser un completo hijo de puta solo porque se había dormido a mitad de la clase? ¡Él no tenia la culpa! Si el profesor no lograba hacer más interesante la maldita clase, pues que no la hiciera y ya.

Pero no, tenia que regañarlo frente a todos sus compañeros, dejándolo en vergüenza y como un completo holgazán cuando no era el único dormido, Hoseok también había cerrado los ojos apoyado en su hombro, pero claro, como llamaba la atención ser más corpulento que sus otros compañeros, incluidos los alfas, tenían que atacarlo a él.

Menuda mierda, que se jodiera el profesor, los compañeros que se rieron y su estúpido estatus alfa león que lo hacia meterse en problemas estúpidos.

-Jimin-ah, estas liberando feromonas y me mareas... -Rodando los ojos se paso las manos por el pelo, soltando un bufido entremezclado con un rugido que provoco la risa del puma a su lado.- ¡Yah! Me asustas, tonto.

-Al menos no huyes despavorido... -Murmuró desganado mientras se recostaba en el árbol detrás de ellos, sintiendo un suave peso en su hombro debido a la cabeza del mayor, quien ya tenía la suficiente confianza como para recargarse en su cuerpo y dormitar.

-¿Quien huiría de ti, si eres tan tierno? -Las risas del omega no se hicieron esperar, seguidas de las risas más agudas de la leona que había pronunciado esas palabras, quien se encontraba tranquilamente sentada sobre las altas ramas del árbol que les daba sombra, completamente apegada a sus instintos felinos.

-Las mismas personas que huyeron de ti ayer, Mina. -Fue turno de reír del rubio al ver como la fémina saltaba del árbol y lanzaba patadas al aire que obviamente iban dirigidas a él, pero que por respeto no le daba directamente.

Y es que la tarde anterior, en una de sus ultimas clases del día y que por suerte compartía con sus dos nuevos compañeros, y quizás amigos, había resultado ser la tan esperada clase de danza moderna que tenia al par de leones muy emocionados, siendo Hoseok el único que no compartía esa emoción, explicándoles que los bailes "suaves" no eran su especialidad, pero que los estudiaba para poder cumplir su sueño de ser profesor.

Pero eso al momento de sonar la música dejo de importar, el puma parecía moverse como si esa suave melodía fuera parte de su cuerpo, teniendo movimientos tan fluidos que sorprendió incluso a la anciana profesora, felicitándolo por su pequeña demostración y pidiéndole que por favor usara esos movimientos en alguna presentación, lo cual obviamente enorgulleció al castaño.

La emoción de ver a su compañero bailar y disfrutar incentivo al par de leones a hacer lo mismo, motivando también al resto de sus compañeros que entusiasmados subieron al escenario que la profesora les había proporcionado para que se acostumbraran a estar sobre uno. Lamentablemente para Mina la emoción del momento le paso factura, chocando accidentalmente con una de sus compañeras y cayendo al suelo de rodillas, soltando un pequeño rugido de manera accidental debido al dolor y la molestia, asustando a más de uno.

Fue imposible para Jimin no reír al ver el rostro avergonzado de la rubia mientras se colocaba de pie y caminaba hacía él, espantando a varios omegas que estaban cerca de él y provocando que huyeran en dirección contraría, avergonzando aun más a la pequeña leona. A veces era molesto que les temieran solo por su segunda naturaleza, pero otras veces era demasiado divertido verlos asustados aun cuando nunca les harían nada, pero ellos creían firmemente que si.

Era tristemente divertido, pero ahora que no pasaba por esos vergonzosos momentos solo y podía compartirlos con Mina, era mucho más divertido.

-¡¡Jimin-ah!! -El fuerte grito que escucharon frente a ellos los sorprendió y avergonzó a la vez, pues muchos alumnos que pasaban por el jardín frontal de la universidad los voltearon a ver por la curiosidad de a quien llamaban con tanto ímpetu.