Dejé escapar lentamente el aire por mi nariz y le lancé una mirada de advertencia.

"Basta" quería gritarle.

Una sonrisa de complacencia torció sus labios y sentí una nueva oleada de su aura, chocando con la mía, como un caballo dando coces amistosas. Detecte la diversión en ese gesto y una sensación incomoda subió por mi columna, el calor de su fuego sin encender recorriendo mi piel.

Malhumorada, abandoné el trabajo de inspeccionar a otros y le permití a mi aura que se transformara. Tomé aquellos hilos que me conectaba a todo lo conocido y los atraje hacia mi hasta encontrar el hielo que conocía bien. Traje hacia mi el recuerdo del frio que era capaz de congelar un cuerpo y lo ocupé a mi favor.

El frio chocó con el aura ardiente de Axel, encontrando su opuesto natural. Ambas se deslizaron en conjunto, giraron y se mezclaron como si danzaran entre si. Si ambas auras tomaran una forma tangible ni el frio ni el hielo se manifestaría. Probablemente solo llenaríamos la sala de vapor, regalándoles a todos los presentes un baño de sauna gratis. Podía imaginarme los chillidos de Scarlette.

Escuché la risa entre dientes de Axel y me pregunté vagamente si él podía sentir mis emociones. Normalmente no, no dejaría que otra persona lo hiciera. Pero nuestras auras se habían entremezclado a tal nivel que no podía determinar donde empezaba la mía y donde terminaba su control.

— ¿Te parece gracioso? —inquirió fríamente un entrenador de fútbol que no conocía desde antes de esa reunión. —Me gustaría poder escuchar tus ideas, si crees que puedes ofrecernos algo mejor con respecto a estos jugadores.

Un dulce tono rosado cubrió su piel morena, lo que me hizo sonreír por inercia.

Como un niño que es regañado por el profesor, pensé mordiéndome mi propia lengua para tragarme mi risa.

Sus ojos se desviaron hacia mi y tuve la extraña sensación de que pudo lograr oírme.

Entonces, como si se encontrara justo en el borde de mi oreja y pudiera sentir su aliento cálido, escuché su voz en un susurro demasiado claro y alto que llenó mi cabeza.

¿Con que yo soy el infantil?

Sentí que el aire escapaba de mi cuerpo. Su voz se escuchaba dentro de mi cabeza.

No esperé ni siquiera un segundo para separar su aura de la mía, replegando mi poder y reuniéndolo en un sólido muro. No volví a mirar a Axel, pero la fantasmal sensación de su fuego bajando por mi columna se quedó conmigo para inquietarme.

El entrenador desconocido, al no recibir respuesta, se erizó como si hubiera recibido un ataque personal pero no siguió insistiendo.

El resto de la reunión transcurrió entre los arreglos frívolos de los últimos detalles y una actualización de aquellos jugadores que podrían valer una buena inversión de la AIF. Contra todo, una nota de orgullo se levantó en mi pecho al ver el nombre de Arion dentro de los otros jugadores.

Se mencionó los daños del edificio de la AIF sede Japón y el valor de las reparaciones. Fue cuando una idea se me ocurrió, pero no esperé hasta que finalizó la reunión para susurrarle en voz baja.

— ¿Tienes los planos del edificio arruinado?

—Podría conseguirlos. ¿Qué estas pensando?

Como única respuesta, me encogí ligeramente de un hombro. Edgard no continuó gastando energías para atreverse a preguntar.

Tenia una idea que quizás pudiera funcionar.

Una tensión se alivió en mi pecho cuando las últimas personas fueron abandonando la sala. Sin su ruido, sin sus auras que gritaran mil cosas que yo estaba obligada a oír. Pero era necesario. Incluso con la supuesta promesa de Iwan de no hacer ningún movimiento, yo continuaba buscando entre las personas que rodeaban a Edgard. Cualquier persona que tuviera alguna intención de dañarlo, lo detectaría y lo detendría mucho antes de que incluso el pudiera darse cuenta de lo que estaba ocurriendo.

Redención (Inazuma Eleven-Axel Blaze)Where stories live. Discover now