«Si supieran...»

Una vez que terminamos, nos sumamos a ver un capítulo de Friends en la sala y luego mis primos mayores comienzan a introducir la idea de preparar algunos tragos, para coronar apropiadamente la primera noche del Chuseok. De todas formas, yo estoy cansado hasta el carajo y Seokjin igual, por lo que nos despedimos de todos para irnos a dormir.

Ah, me convertí en un anciano.

Seokjin se recuesta a la larga sobre mi cama y se distrae mirando los pocos libros que tengo apilados en mi mesita de noche. Como no paso mucho tiempo en esta casa, no tengo demasiado material de lectura aquí.

Aprovecho que mi novio está distraído y comienzo a quitarme las prendas que llevo puestas, para reemplazarlas por el pijama. Pero en cuanto deslizo la camiseta por encima de mis brazos y mi torso queda al descubierto, toda la atención de Seokjin se deposita en mí.

Decido no hablar, simplemente me limito a sostenerle la mirada y jugar un poco con mi mandíbula. Aunque me dé pudor aceptarlo, esto me divierte bastante. Continúo desvistiéndome hasta quedar en ropa interior y luego, con mucha paciencia y lentitud, me coloco la ropa para dormir.

Y en el proceso noto que un brillo de oscura lujuria centellea en sus ojos, aunque no hace comentarios al respecto. Solo se dedica a mirar, a recorrer con su profunda mirada cada sección de mi cuerpo, enfocándose especialmente en la zona de mis muslos y mis abdominales.

—Cierra la boca, no quiero que babees mi almohada. —Menciono con la voz contenida.

En respuesta, él levanta una ceja. Por un momento pienso que lo he indignado, pero termina soltando una risa irónica.

—No uses mis frases en mi contra —protesta.

—Deja de mirar.

—Soy un hombre que sabe apreciar el arte —replica, haciendo un ademán descuidado con sus manos grandes antes de señalarme con su índice—. Y tú, niño, eres una obra maestra.

Me encojo de hombros y trato de reprimir el hecho de que su declaración me hizo temblar de pies a cabeza, pero no soy muy convincente al respecto.

—Está bien, mira todo lo que quieras —murmuro, fingiendo desinterés.

Cuando ya estoy con mi pijama, gateo por el colchón hasta llegar a su lado, donde me recibe con los brazos abiertos, listo para atacar mi rostro con besos.

Su rostro es una mezcla de cansancio y relajación, pero puedo jurar que no está ni cerca de dormirse. Acurruco su cara en mis manos y le brindo unas cuantas caricias antes de juntar nuestros labios. Seokjin se aferra a mis caderas y luego me induce a colocar una de mis piernas sobre las suyas, por lo que obedezco sin chistar durante el beso que compartimos.

—Hermoso —empieza a decir en medio de piquitos—. Mi vida. Precioso. Mi amor.

Frunzo el ceño y, sin que él pueda hacer algo al respecto, me coloco a horcajadas sobre él, sentándome cómodamente a la altura de su vientre.

—Tú me vas a pedir algo —puntualizo, y la risa se filtra en mi tono.

— ¡Jungkook!... —Exclama con indignación, pero luego se cruza de brazos y baja un poco la mirada, dejándome ver una pequeña porción de su adorable papada—. Es cierto.

—Ya, te conozco, payasito —me inclino hacia adelante para darle un beso en la boca—. ¿Qué quieres?

—Un vaso de agua.

¡Típico! No me sorprende. Pero, ahora que lo pienso, estuve muy mal al no traer el vaso de agua que sé que necesita a su lado cuando duerme. Según me explicó, él suele despertarse varias veces durante la noche porque su boca se reseca muchísimo, y que por eso mismo es necesario hidratarse.

"Tendencia + Torpeza" (Adap.) «JinKook»حيث تعيش القصص. اكتشف الآن