Capítulo 12: El armario

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Debía haber recordado lo estúpido que era anhelar un momento de paz en esa casa.

Kian estaba aliviado por la ausencia de Jennifer, pero Ben había convertido la ocasión en una fiesta.

Al atravesar la puerta principal, no se había encontrado con música estridente, ni adultos universitarios alcoholizados, pero que la música que escapaba desde la sala de estar no le reventara los oídos, o que los invitados no estuvieran colgados del candelabro no significaba que las cosas no fueran a ponerse salvajes al cabo de unas horas. Generalmente, comenzaban de la manera en la que estaban sucediendo en ese momento. Empezaban con pocas personas, pero con el tiempo llegaban más y el desorden crecía. No sabía qué interés tenía Ben en que él volviera en ese momento, pero no pudo preguntarle porque no parecía estar a la vista, y por supuesto, Kian no reconocía ninguna de las caras ahí que entraban y salían de la sala de estar hacia la cocina, trayendo botanas y bebidas.

Un par de invitadas que se estaban sirviendo algo en el minibar se volvieron para mirarlo, y lo saludaron como si lo conocieran de algo.

Ese día tenía trabajo en el Nightmare, de modo que lo mejor que podía hacer era pasar de largo hasta su habitación y aislarse de lo que sucediera abajo hasta que llegara la hora de la noche en la que tenía que volver a salir. 

Se puso los audífonos para escuchar música y así cancelar los sonidos de la planta baja, pero no se percató de en qué momento cerró los ojos y se quedó profundo

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Se puso los audífonos para escuchar música y así cancelar los sonidos de la planta baja, pero no se percató de en qué momento cerró los ojos y se quedó profundo.

El timbre de la entrada resonó a la lejanía, haciéndolo despertarse. Aún tenía los audífonos encajados dentro de los oídos, pero la música había cesado porque su teléfono llevaba quién sabe cuanto tiempo descargado. Tenía que conectarlo a la corriente para revisar la hora, pero a juzgar por la luz más tenue que entraba por la ventana, probablemente habían pasado un par de horas.

Kian se arrancó los audífonos, poniendo atención a lo que se escuchaba sucediendo abajo. Tenía que admitir que le sorprendía que la música no fuera más alta de lo que había estado cuando él llegó, pero sin duda las risas y el barullo llegaba más alto hasta ahí.

Cuando pudo comprobar la hora, se dio cuenta de que aún faltaban algunas horas para tener que irse al trabajo, pero la idea de salir de casa en ese momento comenzaba a acariciarlo tentadoramente. Quizá había sido demasiado pronto para volver, y aunque sabía que Ben tenía muchísimos más derechos que él o Jennifer sobre lo que hacía o no en esa casa, no significaba que tuviera que quedarse para soportarlo. Suficiente tendría con el escándalo y el ambiente pesado que iría a soportar casi toda la noche en el Nightmare, así que sentía la necesidad de hacer una especie de desintoxicación de ruido.

Además, debía aprovechar para recuperar su bicicleta, porque durante el tiempo que se quedó con Gil, habían ido y venido en el subterráneo.

Resuelto a no seguir perdiendo el tiempo ahí, se cambió de ropa por el atuendo de camisa y pantalón negro que solía usar en el trabajo, y salió de la habitación.

TinieblasWhere stories live. Discover now