– Dile a Arin y a Mimi que cuiden de los niños.– avisó el rey saliendo del comedor junto a su soldado. 

– A sus órdenes mi rey.– reverencio para después irse a buscar a los chicas que seguramente estarían en la cocina o en la biblioteca. 

– Vamos Kook.– observó a su hermano.– Seguramente papá llamó a traer a alguien para cuidarnos, hay que escondernos de ella, ¿te parece?.– sonrió. 

– ¿Jugaremos a las escondidas?.– sonrió el azabache mientras se bajaba de la silla.– ¿Yugyeom jugará con nosotros?.

– Claro que si, vamos.– tomó su mano y los dos salieron corriendo del comedor soltando varias risas bajas, escondiéndose de los soldados y trabajadores del castillo en busca del pequeño Kim. 




















Tal vez no había problema alguno si hacían unas bromitas. 





















¿Cierto?

















¿Cierto?

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Era un día nuevo, el canto de las aves haciéndose escuchar a los alrededores del gran palacio, el sol en su mayor esplendor, y los trabajadores del castillo haciendo su trabajo, adornan todo el palacio para la fiesta del nacimiento del príncipe heredero. 

Las invitaciones fueron entregadas a todos los reinos vecinos, los pueblos de Chungcheong del Norte y del Sur, Gangwon, Gyeonggi, Gyeongsang del Norte y Sur, Jeju y Busan, habían confirmado su asistencia al evento. El pueblo también estaba feliz por poder llevar a cabo la fiesta en el palacio, puesto que iban a celebrar al pequeño príncipe.

Después de que el bebé había nacido, los reyes habían querido esperarse unos días para celebrar el nacimiento como corresponde con su pueblo para que la reina tuviera energías. 

Los invitados habían comenzado a llegar, el pueblo de Daegu admiraba el palacio por dentro, si bien, no se les era permitido su ingreso a este, solamente cuando se trataba de algún favor que el pueblo requería. 

Las trompetas haciéndose sonar y todo el pueblo y reyes escuchando el nombramiento de cada reino vecino que habían sido invitados. El pueblo reverencio a los reyes y príncipes cuando cada uno bajaban de los carruajes. 

Los reyes Kim Dongju y Kim Jiwoo saludaban desde su trono a los reyes y príncipes; el pequeño príncipe estaba en una pequeña cuna que hacia a un lado de los reyes para que cada rey y pueblo pudieran observar al bebé y dejar los regalos. 

Kim Dongju con un movimiento de mano, le hizo saber a su soldado real, Kim Jong In o mejor conocido como, Kai, para que diera comienzo a la celebración. 

El Principe Durmiente •KookTae•Where stories live. Discover now