Es la marcha fúnebre... ¿He muerto?

¡Noooooooo!

Escuche un coro, algo así como una canción de aquellas que suelen usar para despedir a a alguien que ha muerto.

Pero...

Estoy en un antro, ¿hay muchas personas bailando? No, no estoy en un antro.

Golpes a una batería... ¿Es una batería?

Había música, se escuchaba una voz gruesa y los golpeteos desordenados contra los platos de la batería.

Es la orquesta del cielo.

Un concierto de Michael Jackson.

No, él no cantaba así.

Un golpe a los platos metálicos, una guitarra siendo tocada de manera ensordecedora.

Mis ojos se abrieron debido a la molestia que un sonido no muy agradable sacudía a mi habitación, me senté en la cama buscando mis pantuflas por el suelo.

Era música.

Fui hasta la ventana de mi recámara, con mis nudillos iba frotando mis ojos. De inmediato me arrepentí de haber abierto la ventana.

La música se coló hasta lo más profundo de mi cuerpo, las paredes de mi casa se empezaron a sacudir debido a el alto volumen que emitían las bocinas de la casa de Luca.

Apreté los labios molesta.

—Despertarme temprano es tu forma de desquitarte —susurré solo para mí—. ¡Eres un tonto!

¡Acabemos con su sueño!

Salí de casa echando chispas, detestaba cuando era despertada con brusquedad o si alguien encendía las luces de mi recámara. Que no me dejaran cumplir con mis horas de sueño establecidas me ponían de mal humor.

Mal, no, pésimo humor.

Cruce el patio de la familia Hopper y con brusquedad golpeé la puerta, dudaba que Luca pudiera escuchar lo que hacia, así que trate de hacer todo el ruido posible.

Molesta apreté las manos formando puños a mis costados. La canción se detuvo por unos segundos para darle paso a otra, esos segundos los aproveche para golpear más fuerte la madera de la puerta.

Luca estaba molesto, furioso y todo lo que le seguía, por eso no abrió.

Cansada volví a casa, entre a mi habitación y empecé a lanzar bolitas de papel intentando que alguna se colará por la ventana de Luca.

Mi mala puntería era tan horrible que cuando organizaban equipos deportivos en el colegio terminaba siendo la última persona a la que seleccionaban.

Aproveche cuando la canción cambiaba por otra para gritar con mucha velocidad un:

—¡TU MÚSICA ME HA DEJADO SORDA, LUCA!

Mi garganta dolió al terminar de decir aquello, ni siquiera pareció escucharme.

¿Quieres jugar de nuevo?

¡Vamos a jugar!

Ya había pasado navidad, estábamos a punto de regresar al colegio y lo único que yo quería era dormir mis once horas diarias sin que nadie me interrumpiera.

Cerré las ventanas con mucha fuerza y me deslice por la pared.

Piensa en como vengarte.

La venganza es mala. ¡Ya sé! Pero sera una pequeña venganza, algo chiquito.

¿Y si te enamoras de mí? ©✔ En Edición.Where stories live. Discover now