Al llegar a la cafetería sonrió al ver que en su lugar de trabajo lo esperaba una pequeña flor de cerezo con una corta nota.

Buenos días Winnie, espero y está flor te haga sentir bien con su hermosa apariencia, aunque no hay belleza más perfecta que la tuya.

B.V.C

El Omega sonrió con ilusión y leyó una y otra vez esa pequeña nota, olisqueando la florecilla, así siguió hasta que llegó el chef a cargo de todos los demás y lo puso a cocinar junto a sus compañeros, haciendo al Omega sazonar los demás postres. Su jornada paso rápido hasta la hora del descanso, iba al frente para ayudar en los pedidos que debían entregarse a domicilio, cuando sintió unas manos tomarlo de la cintura y soltó un chillido mientras que el azabache soltaba una suave pero grave risa.

— Buenos días, Winnie. — Susurró y apegó el pequeño cuerpo al suyo.

— Buenos días Alfa tonto. — Sonrió besándole la mejilla.

— Vengo para que tomemos el almuerzo juntos. — Le sonrió de manera dulce y tímida, pues estaba recibiendo besos del Alfa frente a algunos compañeros y clientes, eso lo emocionó.

— No puedo, tengo que ayudar aquí. — Sonrió y lo besó en su otra mejilla.

— Y también tienes que comer, es tu descanso y ya no dejaré que vayas a saltarte las comidas, así que a almorzar pequeño rebelde.

— P', no se vale, es mi trabajo. —  Habló con un puchero el cuál el imponente Alfa no dudó ni un momento en besarlo, dando un suave piquito en los esponjosos labios.

— Bueno si no quieres salir, pediremos el almuerzo y lo comeremos en mi oficina. — Tomó la mano del cachorro llevándolo a su oficina justo cuando el Alfa de nombre Noah iba entrando en la cafetería en busca del de piel clara. —  ¿Qué se te antoja de almorzar cachorro lindo? — Preguntó antes de entrar a la oficina.

— Primero, no soy un cachorro, y de comer... Uhm... ¿Podemos pedir pollo de KFC? — Preguntó con ojitos brillantes y melosos, derritiendo el corazón del frío Alfa.

— Claro que si Winnie. — Se sentó aún lado del bajito con una suave risa. — Si, eres un cachorro pequeñito y bonito.

— Claro que no. — Contestó con sus mejillas coloradas de la pena. — ¿Tú crees poder acompañarme al centro comercial en lugar de tener clase de cocina? — Su carita era de súplica esperando una respuesta positiva.

— Por supuesto que sí, Win y deja de hacerme esa carita porque me dan ganas de besarte, bonito Omega. — Susurró acercándose lentamente a los labios del menor sintiendo sus respiraciones mezclarse y el calor de los labios contrarios antes de unirlos en un suave y efímero beso.

— Gracias P', solo me compraré algunos cambios, prometo no aburrirte tanto. — Murmuró sobre los labios del azabache, atreviéndose a dar un pequeño mordisco travieso, sonrojándose de inmediato al darse cuenta de su error. — L-lo siento si te incomodé Bright, perdón. — El pequeño agachó su cabeza, la cuál fue tomada por las manos del Alfa.

— Claro que no me incomoda, es más, me encanta que lo hayas hecho. — Tranquilizó con una sonrisa. — Ahora quiero que te sientes, pediré nuestro almuerzo. — Posó sus labios sobre la frente descubierta del menor gracias al peinado de librito que llevaba.

Sacó su teléfono y marcó a su delivery de confianza para pedir lo que el Omega había pedido, el delivery que le entregaba la comida hecha por los mejores chefs, recién cocinada y caliente, con ingredientes frescos y muy bien cuidados, quería darle lo mejor a Win, no dejaría que volviera a saltarse las comidas y era uno de sus objetivos.

Manos de Ángel | BrightWin | Adaptación ✔️Where stories live. Discover now