Killing the Dancing Queen [EN EDICIÓN]

1: Bethany Edevane, la reina del baile.

¿Habrá en este planeta una chica que sea perfecta y que tenga la vida ideal? Si le preguntas a los estudiantes de Phillips Academy, ellos te dirán su nombre. Es más, si le preguntas a los habitantes de todo el estado de Massachusetts, probablemente escuches su nombre una vez más: Bethany Edevane.

Y sí, ciertamente el solo mirarla evoca perfección: su maquillaje siempre es el adecuado para resaltar cada línea de las impecables facciones de su hermoso rostro; ella siempre lleva el conjunto ideal, que la hace lucir como un ángel y se adecua maravillosamente a su estilizada figura. Su voz es melodiosa, la cadencia de sus palabras convence y el tono en el que habla nunca está fuera de lugar.

Sé lo que estás pensando justo ahora: "Seguramente esta chica no es más que otra cara bonita". Bueno, eso pudiera parecer; pero en realidad no es así.

¿No me crees? Pregúntale entonces a sus compañeros de clase. Ellos te dirán que B, como cariñosamente la llaman todos, es la compañera que cualquier estudiante desearía tener. ¿Una materia se te hace difícil de entender? Ella nunca se negará a ayudarte, aún si eso significara pagar una tutoría extra para ti. Defiende a los más desfavorecidos, nunca hace bullying, nunca te trata mal, nunca te mira por encima del hombro.

Sus maestros te dirán que no hay alumna mejor ni tan aplicada como Bethany. Entrega siempre sus tareas a tiempo y está dispuesta a ayudar en cualquier actividad extraescolar que le pidan.

Y sí, esta chica perfecta viste, claro está, ropa de diseñador. Pero no creas que la única forma en que gasta la jugosa mesada que le da su padre, quien es uno de los más grandes empresarios del país, es pagándose sus gustos caros. Nada más lejos de la realidad. Verás: cada refugio de animales, cada hogar de ancianos y cada ONG la conoce muy bien, pues ella no escatima a la hora de hacer un donativo o de honrar con su presencia en cualquier trabajo voluntario en donde se necesite un par de manos extras.

Incluso, te sería difícil entender cómo tiene tiempo para ser una instagramer a punto de llegar a los seis millones de seguidores. No, no es lo que piensas; sus post no van de presumir lo que hace a favor de los demás o de alardear los lujos que la rodean. Podrás ver en ellos desde un niño sonriendo hasta un cachorrito callejero; desde una flor abriéndose al mundo hasta un amanecer glorioso, acompañado de alguna frase motivadora y a veces, solo muy de vez en cuando, comparte algún reel de sí misma acompañando al piano su melodiosa e impactante voz.

Así que, sí: Bethany Edevane era la chica perfecta y como tal toda la escuela había decidido nominarla como reina del baile de graduación, para el cual faltaba muy poco tiempo.

La proximidad del evento tenía a los estudiantes envueltos en una nube de emociones y sentimientos encontrados, que le daba a los pasillos de la escuela un aire de urgencia y expectativa, manteniendo los ánimos altos y haciendo desesperar un poco a los profesores, quienes parecían haberse olvidado de que una vez ellos también habían sido estudiantes ansiosos por ir al baile.

—Juro que si vuelvo a ver otra ridícula invitación para ir al baile, voy a vomitar.

—Por amor a Dios, señorita Summers —le dijo risueño el señor Martin—, parece usted haberse olvidado de cuando le hacía ilusión asistir a su propio baile de graduación.

—No, mi querido profesor —respondió la maestra con cierta sorna—, en mis tiempos también tenía claro que este no es más que un ritual frívolo para justificar que jóvenes que aún no están emocionalmente preparados para ello, pierdan su virginidad. Además... ¡Hey! ¡Felicity! ¡Peter! —exclamó de repente mirando por encima del hombro del profesor que tenía frente a ella— ¡Si ya terminaron de hacer el ridículo en público, al menos hagan el favor de recoger su basura! Cielo santo— dijo nuevamente dirigiéndose a Martin—, la pobre conserje no da abasto en estos días. ¡Estos chico y sus carteles, confetis y cualquier otra cosa cursi capaz de ensuciar el suelo!