¿Siempre tan amable?

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- ¿Qué hiciste qué? -hasta mi madre era incapaz de creer lo que el abuelo nos estaba contando.

-Cuando era joven no me importaba nada, solo la música.

- ¿Y conseguiste formar el grupo?

-El grupo estaba formado, al menos teníamos la idea. Lo que nos fallaba mucho era el nombre, pero eso os lo contaré más adelanté. Dejadme seguir.

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El plan era fácil, entrar ahí sin que me vieran, coger las malditas llaves y pirarme lo más rápido que pueda.

Todo iba bien, o eso creía.

La puerta estaba abierta, no había nadie dentro, todo perfecto.

Mientras que iba rebuscando entre las cosas del despacho escuché pasos que se acercaban hacía mí.

Tocaron la puerta y al no escuchar ninguna respuesta entró, era la nueva, por lo que pasé de ella y seguí a lo mío.

- ¿Qué haces aquí?

-No te interesa, ¿y tú que haces aquí?

-Estoy esperando al ayudante de la directora.

-Ah a Austin-sonreí contento al haber encontrado las llaves- bingo- las cogí y di vueltas con ellas en mi dedo.

- ¿Qué haces con eso? ¿Las estás robando? -esta chica hacía y hacía más preguntas, llegaba a ser molesta.

-No las estoy robando, las estoy cogiendo prestadas.

- ¿Qué harás con ellas?

-Dios deja de hacerme preguntas, me voy- cuando estaba a punto de salir de ahí vi como el rubio se estaba acercando, me metí de nuevo rápido mientras que miraba a todos lados para ver donde podría meterme.

- ¿Qué pasa? -me preguntó ella al verme tan alterado.

-Solo quédate aquí y no digas que me has visto- me metí debajo de la mesa y fue ahí cuando el rubio entró.

-Buenas me presento, soy Austin el ayudante de la directora- el ridículo le tendió la mano a la pelinegra y esta lo cogió con una sonrisa de oreja a oreja.

-Yo soy la chica nueva, Mia. La directora me dijo que te esperara aquí para poder firmar los últimos papeles de mi traslado- así que se llamaba Mia, siendo sincero no la pegaba nada de nada, debería de llamarse Dora porque no deja de preguntar.

-Sí así es, aquí está todo- la tendió unas hojas con un bolígrafo- ¿Qué tal el primer día? - preguntó este amable.

-Bueno...-dio una mirada fugaz hacia donde yo estaba- digamos que interesante.

-Me alegro, bueno me encantaría quedarme hablando más contigo, pero el deber me llama- recogió las hojas con el bolígrafo y se marchó con una sonrisa en la cara.

Aproveché y salí de debajo de la mesa, que sitio más incómodo.

- ¿Me dirás para que son esas llaves? - Mia preguntó de nuevo, creo que sus conversaciones se basaban en preguntar y preguntar.

-Deja de ser molesta nueva- salí de ahí y ella me siguió hasta mi taquilla.

- ¿Siempre tan amable?

-Sobre todo con las nuevas, soy John.

-Encantada yo soy...

-Mia sí, en fin, debo de irme a mis clases, me gustaría decirte que nos veremos después, pero espero que no me encuentras más y que dejes de molestarme- sonreí falsamente y me dirigí a mis clases.

Historia con el señor Patrik.

Como explicaros que esta era la asignatura mas aburrida del mundo, y aun después de tres años con este señor era incapaz de poder concentrarme en sus clases.

Entré y me senté al lado de mi mejor amigo que ya se encontraba ahí. Le sonreí satisfecho y este ya entendía que había hecho algo.

-Las has conseguido- confirmó el mismo.

-Pues claro, soy genial- dije mientras le enseñaba aquellas llaves.

-Madre mía- susurró.

- ¡Ya! Callaos- el profesor había llegado, con su semblante serio y de amargado.

Diez minutos, diez minutos habían pasado desde que su clase comenzó y la mitad de la gente estaba dormida y la otra mitad hacía como que estaban atendiendo.

Menos Austin, el sí estaba atendiendo.

Tocaron a la puerta y todos a la vez giramos la cabeza hacia aquella chica que acababa de entrar.

¿Enserio?

-Disculpe, es que soy nueva y aun estoy perdida- Patrik la miró de arriba hacia abajo, suspiró y la dejó entrar. Esta echó una mirada por toda la clase en lo que creo un asiento libre, se iba acercando cada vez mas y mas hacia mí y fue cuando comprendí que detrás mía estaba el único asiento libre.

Pasó por mi lado mirándome seria y escuché como arrastró la silla para sentarse.

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- ¿Por qué hacía tantas preguntas? - estaba muy entretenido con lo que mi abuelo me iba contando sobre su historia.

-Ella era así, lo que sé es que parece que tú lo heredaste- mi madre no pudo contener la carcajada tras el comentario que este había hecho.

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-No parece que tengas la suerte de no volver a verme- me susurró ella inclinándose un poco hacía mí, giré mi cabeza para poder verla mejor, la miré de arriba hacia abajo y comencé a negar la cabeza con una sonrisa de lado, mientras que mi amigo a mi lado me miraba sin entender nada.

- ¿Qué? - le pregunté.

- ¿Qué ha pasado aquí?

-Nada importante.

Pero no tenía ni idea que, a partir de este momento, aquella chica que tanto me molestaba por todas las preguntas que era capaz de hacer, se convertiría en la persona más importante de mi vida.

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⏰ Última atualização: Mar 07, 2022 ⏰

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