Las llaves

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-Bruce tío hazme caso, nos colamos donde el despacho de los conserjes y cogemos la llave del sótano, así podremos ensayar ahí tranquilamente.

- ¿Y que nos pillen y nos metas en un buen lío? Ni de coña tío.

-Aburrido- me adelanté entre la gente hasta llegar a la cafetería para poder colarme, o intentarlo, a la fila. Lo único bueno que había de este instituto era la comida, y eso la verdad que era muy raro, ya que no había nada bueno aquí.

- ¡Eh! - escuché como mi amigo se quejaba mientras intentaba alcanzarme- ¿tus padres te han llamado?

-Que va, llevan una semana sin llamarme.

-Lo siento.

-Da igual, ya estoy acostumbrado a que desaparezcan por el trabajo.

- ¡Por favor de uno en uno en una fila! - gritó el rubio.

-Maldito Austin.

-Déjalo, nunca te hace nada- Austin era el ayudante de la directora, por lo que claramente me cae mal. Qué necesidad de meterse en la vida de los demás.

-Amargarme la existencia, por ejemplo.

-Ya la tenías amargada- carcajeó mi amigo.

Sentí como alguien me estaba empujando desesperadamente y estaba a punto de decirle un par de cosas.

-Idiota, ¿sabes mirar por donde...- hasta que vi a una chica que nunca la había visto por aquí.

- ¿Podrías quitarte por favor? Estoy intentando llegar a dirección, aunque me esté costando- esto último lo murmuro más para ella que para mí.

-No sé si es que eres cortita o que pasa, pero esta es la fila para ir a comer, y si quieres ir a dirección- la cogí por los hombros y la hice girar- debes de cruzar por ahí- señalé con el dedo.

-No sé si eres cortito o que pasa, pero como podrás darte cuenta soy nueva.

-No me interesa, adiós- alargué la "o" empujándola fuera de la fila, ella me miró mal y se marchó en la dirección contraria a la que la había señalado.

-Ehhhh ¿se acaba de ir por el lado contrario?

-Si Bruce si, parece tonta- suspiré pesadamente, la gente me solía caer mal, eran muy repelentes e idiotas. El único al que realmente le tenía aprecio y cariño, era a Bruce, con el que crecí desde niño- ¿entonces?

-Entonces ¿qué?

- ¿Cogemos las llaves del sótano? - negó varias veces haciendo que de mi boca saliera un bufido.

-A mí no me metas en más líos, que ya he tenido bastante con el año pasado cuando cogimos los instrumentos de la clase de música "prestados"- hizo las comillas con el dedo.

-Y eran prestados.

-Sí, eran tan prestados que te tuve que ver cogiéndolos a las dos de la mañana y devolviéndolos a las seis, ¿no?

-Es que tenían horario nocturno.

-Claro por eso el castigo de dos meses quedándonos a limpiar los platos de la cafetería.

-Vale no eran prestados-confesé.

- ¡No me digas! - contestó irónico.

-Pero te juro que esta vez no te meterás en ningún lío.

- ¿Y cómo te voy a creer? Eres tú John te tienen más vigilado que a un delincuente.

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-Abuelo no me digas que cogisteis las llaves- no me estaba creyendo lo que mi abuelo me estaba contando sobre cómo era.

-Aún mejor- carcajeó- déjame continuar.

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-Te lo juro Bruce que esta vez será distinto, no nos pillaran y si lo hacen asumiré toda la culpa-puse mi mano en su hombro para demostrar que realmente tenía muchas ganas de poder seguir con nuestro proyecto.

-Vale.

- ¡Bien!

-Pero...

-No me jodas.

-Yo no te voy a ayudar a conseguir las llaves, así que si tienes ganas vas a tener que buscarte la vida para conseguirlas.

-Vale, vale tío, lo haré solo tú no te preocupes- le di varias palmadas a su espalda y comencé a ir en dirección al despacho de los conserjes.

- ¿A dónde vas?

-A por las llaves.

- ¿Sin comer antes?

-Esto es más importante- y así fue como fui hacia el rumbo de las llaves. Pensaba que iba a ser fácil ¿no? Solo es colarte y coger unas simples llaves.

¿Fue fácil? No.

Aquello que fuimosWhere stories live. Discover now