Temerario | Qing Kuang

Capítulo 15 + Aviso

Lo más aterrador de las personas habilidosas era cuando se ponían serias

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—Vamos, come tus fideos —dijo Kou Chen—. Mira lo asustado que estás. Solo para aclarar, mi papá no me dejaría morir de hambre, tampoco mi hermana.

—Es que la forma en que lo dijiste... —Huo Ran tomó un trocito de carne con sus palillos; poder encontrar un poco de carne dentro de los fideos estofados era algo digno de celebrar—. No hay nadie que te pueda dejar morir de hambre, ¿verdad?

—Entonces, ¿por qué te asustaste cuando dije que pasaría tu tarjeta? —Los palillos de Kou Chen se acercaron de repente y, con extrema rapidez y precisión, tomó el trocito de carne que estaba en la punta de sus palillos.

—Tú... —Huo Ran lo observó llevarse la carne a la boca—. Te estás muriendo de hambre, ¿no?

—Era un champiñón, no carne —aclaró Kou Chen.

—¿Y esperas que te crea? —dijo Huo Ran.

—De veras. —Kou Chen bajó la cabeza para pescar algo de su propio tazón, recogió un pedazo de champiñón y lo arrojó en el suyo—. Listo, te lo regreso, tacaño.

—Yo, realmente, realmente, quiero golpearte. —Huo Ran lo miró.

—Pero no crees poder vencerme —dijo Kou Chen—, así que decides aguantar.

—Piérdete. —Huo Ran se quedó verdaderamente sin palabras; soltó sus palillos y se echó hacia atrás, pero luego de darle vueltas en su cabeza, no pudo evitar las ganas de reír, para finalmente soltar un suspiro—. Ay...

—Come rápido, Capitán —dijo Kou Chen—. Tienes que llevarme a entrenar más tarde.

Huo Ran tomó nuevamente sus palillos y comió dos bocados antes de volver a detenerse.

—¿A quién le llamaste para que reuniera a más gente?

—A la mafia. —Kou Chen arqueó sus cejas.

—...Sé un poco más realista, ¿quieres? —Huo Ran se esforzó por no dejarse llevar por los alardes que se le ocurrían a Kou Chen de la nada.

—Ellos son reales. —Kou Chen levantó su celular para mirar la hora—. Aunque puede que no lleguen hasta dentro de dos horas.

—En el futuro, ¿podrías dejar de levantar este tipo de tácticas falsas, por favor? —Esa frase le había dejado claro a Huo Ran que la mencionada mafia no existía en realidad—. Si nadie viene en un rato, se burlarán de nosotros hasta que nos graduemos de la universidad, y nos convertiremos en el hazmerreír de todas las reuniones de clase que celebren, e incluso si alguien viniera después de dos horas, ¿quién estaría esperando todavía? ¡Todos ya se habrían ido!

—No, no lo entiendes. —Kou Chen se llevó los últimos fideos de su tazón a la boca—. Para que nos puedan convertir en el hazmerreír de todas sus reuniones de clase futuras, definitivamente esperarán hasta el final.

Huo Ran no dijo nada más y procedió a inclinar su tazón para devorar agresivamente el resto de sus fideos.

Pero aunque Kou Chen estaba hablando a lo grande, su análisis era muy acertado.

...

Después de terminar sus fideos, Liu Yu juntó todo el dinero sobre la mesa, lo recogió y azotó el fajo contra su palma mientras se acercaba a ellos.