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—¡Ya llegue a casa!—

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—¡Ya llegue a casa!—. Grito desanimado, abriendo la puerta de madera.

Había tenido un buen día en el trabajo, pero nuevamente estaba soltero.

Y no es que fuese su culpa, no del todo.

Siempre procuraba ser un novio detallista, amable y dulce a pesar de tener un aspecto de mafioso, lo que no era verdad.

Sí. Tenia una enorme casa, dos autos de lujo, tres increíbles motos, una clásica, una deportiva y otra ecologista -la cual fue un regalo por parte de su madre, para evitar que su hijo condujera motos peligrosas y veloces- (No le funcionó) también tenía un enorme jardín, una gran piscina y era CEO de una empresa de música.

Así que estaba bien económicamente, pero no era un mafioso.

Bien, sigamos con el tema.

Él era una persona que dedicaba un buen tiempo a sus parejas, pero simplemente no podía negarle nada a su no muy pequeño bebé Canino.

Unos pasitos veloces se escucharon por la estancia, cuatro patitas caninas dando marcha a su búsqueda.

Un bonito dóberman, con las orejitas caídas y una enorme emoción hizo asomo por el pasillo que daba a la sala de juegos.

No duro tanto de pie y tampoco de mal humor cuando este se abalanzó a él tirándolo en el proceso llenándolo de besos perrunos.

Ese hermoso Can era la verdadera razón del porqué ninguna de sus relaciones duraban tanto.

Bam era un perro especial y Jungkook lo había obtenido desde que era un pequeño cachorro.

Fue como amor a primera vista. Amor fraternal.

Jungkook luego de haber construido su propio imperio y volverse independiente había tenido esa enorme soledad acompañándolo en su enorme y vacía casa, por lo que adoptar un perro se le hizo la idea más sensata.

Le gustaban los animales y cuando Namjoon dijo que habían rescatado hacia poco un cachorro de dóberman que necesitaba un hogar. Jungkook pensó; "¿Por qué no? Sí estoy solo" así que fue.

Namjoon era uno de sus mejores amigos y también veterinario, él y su pareja Seokjin tenían un enorme consultorio, que tenían varias sesiones para mascotas y animales rescatados.

Incluso tenían a sus propias mascotas, Moly y a dos pequeños petauros de azúcar. También tenían a sus dos pequeños hijos Jongin y Baekhyun.

Taemin su ex novio había adoptado a su muy arisco y nada simpático gato, ese animal lo odiaba a él y a Bam.

Si no fuera por eso, y porque algunas veces se volvía demasiado perfeccionista consigo mismo, Jungkook no lo hubiese dejado.

Yoongi -otra antigua pareja suya, ahora cuñado suyo- y otro mejor amigo,  también habían adoptado un pequeño perrito al que llamaron Holly, luego Taehyung había sugerido tener otro y llego Yeotan.

Ellos creían que estarían bien así, hasta qué, una cosa llego a la otra y quedo preñado.

Todos le habían sugerido la idea, y los muy carismáticos canes le habían convencido.

—¿Me extrañaste Bamnie?—. Pregunto cariñoso, frotándole las dos caídas orejas a su hijo canino.

El can ladró contento, agitando su cola de un lado a otro viéndose adorable.

Jungkook no pudo evitar reír contagiado por la felicidad de su Can, frotándole nuevamente las orejas, se levantó despacio sacudiendo su saco y pantalón de vestir.

Bam lo rodeaba olfateándolo, el perro gruño desconcertado cuando el perfume a esa desagradable humana que quería robarle a su humano se hizo presente en la prenda de Jungkook.

Jungkook sonrió levantando la ceja de forma juguetona.

—No te preocupes por Yerin cachorro, no la volveremos a ver en mucho tiempo—. Aunque una parte de él estuviese desanimado de no poder encontrar a alguien que los amara a ambos.

Bam volvió a ladrar con una expresión de pura felicidad, agitando la cola y sacando la lengua de forma juguetona.

Feliz de al fin deshacerse de aquella inmunda humana que no merecía a su perfecto humano.

—Oh... Bamnie eres tan malvado—. Se acuclillo para acariciarle la cabeza al  perro— ¿Estas feliz en qué Yerin y yo terminamos?—. Claro que sí.

Si el pudiese contestarle le diría que sí, por eso movía de aquella manera su colita y su lengua y dentadura se mostraba como si esta fuese una enorme sonrisa victoriosa.

Claro que estaba feliz, esa humana era para Bam como aquellos juguetes de plástico que Jungkook le compraba y terminaba destruyendo de tanto morder.

Aunque nunca pudo morderla.

—No cantes victoria pequeño travieso—. Jungkook se estabilizó firmemente mirando malicioso a su Can— Hoy te toca vacunación.

Y eso fue todo lo que necesito el pequeño no tan pequeño Bam para querer salir huyendo, cosa que le salió terriblemente mal cuando los brazos fuertes de su dueño lo sostuvieron, cargándolo en dirección a su auto.

Bam pensaba que le tenia demasiado amor a Jungkook para no morderlo por llevarlo a ese infernal lugar.

Donde seguramente Moly y los otros animales se burlarían de él cuando humano malo -Namjoon- le quiera poner ese palito puntiagudo en su rabito.

Sí.

Quería mucho a su humano Jungkook.

Aunque este quisiera que lo vacunen.

Por lo que no le quedo de otra más que acomodarse en el asiento delantero del auto, viendo por la ventana como su casa quedaba lejos de su visión.

Muy lejos, deseando volver.

Su expresión se volvió acachorrada mirando a su humano para intentar que su cara más dulce y tierna hiciera magia.

No funcionó.

Lo sabía por la sonrisa juguetona de Jungkook.

Otra vez sin poder sentarse correctamente por al menos tres días.

Malo y bueno humano Jungkook.

Malo y bueno humano Jungkook

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Junghope_ I' LOVE MY D🐶G.Where stories live. Discover now