23. Entonces, ¿Tenemos un trato?

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Estaba herida, pero no huyó de eso. Ella abrazó el dolor. Porque cuando es profundo, eso es lo que hay que hacer. Tienes que salir a tientas de la oscuridad cuando no puedes ver la luz.

-JmStorm.

Me levanté muy temprano, pero no estaba cansada. Tenía un objetivo y uno que había que ejecutar lo antes posible.

Acababa de terminar de escribir mi carta a la Sra. Pucey y mi próximo objetivo era llegar a dos personas a las que nunca pensé que me gustaría llegar.

Iba a hablar con los gemelos Weasleys.

Claro, tenía bastantes trucos bajo la manga para ejecutarlo, pero no podía hacer nada que pusiera en peligro mi historial inmaculado. Mis padres estarían furiosos si lo hiciera.

Pero la humillación pública era algo que tenía que incluir en mis planes de venganza y, aunque no conocía a los gemelos en absoluto, eran maestros en causar estragos y eso era exactamente lo que necesitaba.

Así que volví a mi dormitorio para enviar la carta y tomar mi bolso. Mi lechuza Monty ya estaba esperando en el alféizar de la ventana, así que até la carta alrededor de su pequeña garra y le di un par de golosinas. Luego abrí la ventana y acaricié sus plumas grises antes de que volara hacia el sol de la mañana.

Tomé mi bolso y me dirigí a la torre de Gryffindor antes del desayuno para poder preguntarle a los gemelos al respecto. Me aseguré de empacar algunas monedas para pagarles por su servicio.

Conversar con Gryffindors que no sean Benjamin no era algo que hiciera con regularidad, o nunca, así que recibí algunas miradas extrañas cuando esperé al pie de la Torre de Gryffindor.

Sin embargo, honestamente no me importaba, tenía una misión.

Entonces, cuando los vi a ambos, bloqueé su camino y les hice señas a sus amigos para que siguieran adelante. Eran mayores que yo, pero me miraban como si me acabara de crecer otra cabeza.

–¿Podemos ayudarte?– Uno de los gemelos preguntó cuidadosamente. No tenía ni idea de cuál era cuál, pero eso no importaba.

–Sí, en realidad, tengo un favor que pedirles– Los dos se miraron con una mirada confundida en sus ojos.

–¿Y por qué te ayudaríamos? Tu familia nunca ha sido precisamente amable con nosotros– dijo el otro.

–Eso es cierto, desafortunadamente. No puedo disculpar su comportamiento, pero soy yo quien pide un favor, no mi familia y no recuerdo haberlos tratado mal.

Los dos intercambiaron otra mirada y luego se encogieron de hombros.

–Síganme– dije y me di la vuelta. Caminé un rato hasta que encontré un salón de clases vacío. Abrí la puerta y los dejé entrar.

–Necesito que le hagan una de sus bromas a Adrian Pucey– dije inmediatamente mientras cerraba la puerta.

–¿Pucey? ¿Del equipo de quidditch de Slytherin?– Uno de ellos preguntó.

–Sí.

–¿Por qué?

–No importa por qué. Solo quiero que sea público, humillante y no rastreable hasta mí. ¿Pueden hacer eso?– Yo dije. Estuvo tranquilo por un tiempo y claramente no sabían cómo responder.

–¿Y por qué haríamos eso? Pucey nunca ha sido explícitamente malo con nosotros– dijo uno de ellos. Tenían razón, pero esperaba que estuvieran de acuerdo solo por el gusto de hacerlo.

–Eso es cierto– suspiré –Pero se ha cruzado conmigo y quiero que pague por eso. No hay mejor manera de vengarse de un Slytherin que herir su orgullo. Además, él es parte del equipo de quidditch que causó tu prohibición de por vida en el quidditch. Seguro que te gustaría divertirte un poco por eso.

𝐅𝐢𝐫𝐞 & 𝐈𝐜𝐞 |𝐃𝐫𝐚𝐜𝐨 𝐌𝐚𝐥𝐟𝐨𝐲| ✓Место, где живут истории. Откройте их для себя