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—¿Nada?

Yujin negó y Taeyoung suspiró.

—Tengo hambre... —Seongmin soltó haciendo un puchero. —Llevamos casi 2 horas caminando en círculos sin saber nada.

—Es como si se lo hubiera tragado la tierra. —Yujin musitó. —¿A dónde pudo haber ido?

—¿Y si lo secuestraron?

—¿Quién va a querer secuestrar a Hyeongjun? No seas tonto, Seongmin.

—Ay no sé, yo solo quiero ir a comer...

—Vamos a casa de Jun, seguramente hay algo de comer.

Se pusieron en marcha, directo a casa de Hyeongjun, caminando por las calles y mirando atentamente a todas partes por si encontraban algo relacionado con la desaparición del chico. Pasaron al frente de la iglesia y Taeyoung pisó algo bastante duro a su parecer, apartó el pie curioso y bajo la mirada para ver de que se trataba, porque quizás era plata o algo de valor y podía venderlo.

Pero todas sus ilusiones se borraron y una expresión llena de preocupación invadió su rostro al darse cuenta que era el pequeño brazalete que compartía con Hyeongjun. Lo recogió y lo miró detalladamente, para asegurarse de que si se trataba del objeto que compartían, lo comparó con el suyo y no tuvo ninguna duda cuando se percató que eran iguales, solo que el de Hyeongjun tenía la T de Taeyoung.

Una mala sensación invadió cada parte de su cuerpo, Hyeongjun nunca se quitaba el brazalete y eso le daba mucho para pensar.

—¿Qué es eso? —Yujin preguntó y Taeyoung le mostró el objeto. —¡Tu brazalete con Jun!

—Nunca se lo quita, algo feo debió haberle pasado...

—Quizás se le cayó, Tae... No hay que alterarnos y pensar cosas que no son. ¿Dónde lo encontraste?

—Aquí. —Taeyoung señaló el piso. —Ahora que lo pienso, quizás el cura sabe algo.

—Puede ser... Pero Jun no es de venir a la iglesia.

—Él no, pero pudieron obligarlo. —Taeyoung guardó el brazalete en su bolsillo. —Todo esto me causa mucho conflicto... Empezando con la explicación de Yoojung. ¿Por qué Hyeongjun se iría sin ni siquiera llevarse su celular consigo o decirnos a nosotros? No tiene sentido, algo no cuadra aquí. Iré a hablar con el cura, cuida a Seongmin en lo que regreso.

—Sí, dale. —Yujin asintió, viendo como Taeyoung entraba a la pequeña iglesia y buscó a su primo con la mirada, se le perdió en cuestión de segundos. —¡Seongmin!

—¡Yujin, mira!  —Su primo venía con un pequeño felino entre sus brazos y una sonrisa de oreja a oreja. —¡Me lo encontré! ¿Me lo podré quedar? Mis gatos se quedaron en casa de mis padres...

—Eso es algo que debes hablar con mi tía Mina y no te me vuelvas a perder.

Yujin regañó a Seongmin, era como salir con un niño pequeño que no podía estar quieto ni por un segundo.

Taeyoung a su vez, mantenía una charla con el cura del lugar y varias cosas comenzaban a tener sentido en su cabeza.

—Entonces... ¿Estuvo aquí?

—Sí, de hecho, Yoojung lo trajo para que comenzará a entrenar para ser monaguillo.

—¿Cómo?

—Yoojung me dijo que Hyeongjun era un chico muy religioso y que su sueño era ser cura, lo trajo para que lo pudiera pulir.

La cara de Taeyoung era un poema, pero un poema de los trágicos.

—¿Y qué pasó luego?

—Lo trajo, nos fuimos a hablar sobre las clases que recibiría Hyeongjun y otras indicaciones. Cuando llegamos, no estaba en donde Yoojung lo había dejado y no supimos a donde se fue, espero aparezca pronto.

the smoothie guy: i still love you! ⁕ hamlemDonde viven las historias. Descúbrelo ahora