A pesar del asombro inicial, cada miembro de mi familia le da la bienvenida a Seokjin con muchísima calidez y respeto. Por su parte, mi novio casi se desmaya de la vergüenza porque los Jeon resultamos ser más de los que él tenía en mente, y el postre que trajo para compartir, seguramente no alcance para todos. Lo consolamos lo mejor que podemos, diciéndole que ni siquiera se tendría que haber molestado en preparar algo.

Seokjin también le agradeció a mis abuelos por permitirle pasar esta fecha tan especial en su casa.

Pasado el fastidioso momento en donde tuve que introducir a Seokjin como mí jefe y amigo (y no como lo que realmente es), él se quedó charlando un rato con Jimin. Por supuesto, el mayor literalmente regañó al nuevo novio/aventura de mi prima por nunca contestar sus mensajes, y Jimin se excusó diciendo que sí le respondió, pero en su mente.

Muy típico del señor Park.

Cuando Seokjin y yo por fin tenemos un instante para nosotros —después de que a mis familiares se les pasa, lentamente, la emoción por el rostro reconocido—, le hago una seña con la cabeza para ir hacia el jardín trasero que no tiene límite, pues son varias hectáreas que le pertenecen a mis abuelos.

A pesar de que tengo ganas de abrazarlo y comerle la cara a besos, ambos entendemos sin necesidad de palabras, que debemos contenernos. No necesito ser un genio para saber que alguno de mis primos o tíos (por no decir que todos) está espiándonos ahora.

—Viniste. —Espeto el hecho, tratando de contener mi pasión al respecto.

—Te extrañaba —Seokjin contesta, haciendo que mi vientre cosquillee.

Mi necesidad de tener algún contacto físico con él es tan grande, que me acerco un poco para darle un simple empujoncito con mi codo. Él se muerde el labio, y me confirma que todo le está costando tanto como a mí.

— ¿Y Gwanhi?

—Yunbi se lo llevó —me informa—. No sabía si era seguro traerlo, sabes que él se cree un doberman y le gusta molestar a perros mucho más grandes.

—Es un peludito temerario —digo, en compañía de una sonrisa—. Debería de haberte mencionado que no había problema con traerlo, perdón.

—Descuida, vida —me dedica una media sonrisa dulce y luego se gira para darle un vistazo a lo que nos rodea. Puedo detectar cierto entusiasmo en sus gestos—. Tienen una casa muy linda aquí.

Estoy a punto de tomar su mano para entrelazar nuestros dedos, pero la acción no llega a concretarse cuando mi cerebro se espabila y termino pasándome la palma por el pelo, para disimular.

—Mi tátara-abuelo por parte de mi padre la construyó junto con sus hermanos —comienzo a contarle—. Luego, fue pasando de generación en generación. La hermana de mi padre vive en Australia y tiene su familia allá, así que nosotros la usamos como lugar de festividades y celebraciones.

Asiente con la cabeza ante cada cosa que le digo y luego refugia sus manos en los bolsillos de su pantalón negro, mientras que una brisa fina le revuelve ligeramente el cabello. Carajo, se ve como si estuviese una sesión de fotos ahora mismo. Él está tan atractivo incluso con un outfit cómodo y casual; mi novio inventó el sentido de la moda, sin duda.

—No sabía que Jimin estaría aquí también —suelta.

—Yo tampoco —una risa se me escapa y agrego—: Acabo de enterarme de que está saliendo con Dae.

Sus cejas se disparan al cielo y detiene su andar, solo para mirarme fijamente. Me llevo una mano al pecho, imitando su gesto dramático tan usual, y consigo hacerle reír.

"Tendencia + Torpeza" (Adap.) «JinKook»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora