Se decide por la opción correcta: contarme.

—Alguien me acusó anónimamente por supuesto maltrato y yo no he hecho otra cosa más que guardar silencio al respecto.

Durante breves instantes lo analizo a detalle con una ceja enarcada, tal como esperando a que me dijera que es solo un chiste.

— ¿Qué estás diciendo? —Perplejo, murmuro con la voz contenida y ronca.

Él está tan relajado, que solo logra desconcertarme aún más.

—Es más bien un intento de escrache, no hay una denuncia formal ni legal —aclara—. Quieren dañar mi imagen pública.

Mi ceño se frunce duramente y ladeo la cabeza.

—Espero que no te ofenda mi pregunta, pero... —me humedezco los labios con mi lengua antes de proseguir—, ¿maltrataste a alguien?

—No —contesta siendo firme, pero no suena molesto por mi pregunta—. Sé que soy un poco borde y que no tengo paciencia, pero jamás le he faltado el respeto a ninguno de mis empleados.

—Te creo. ¿Entonces por qué te...? —Las palabras mueren en el inicio de mi garganta cuando mis neuronas, por fortuna, se conectan entre sí apropiadamente—. Oh...

—Exacto —asiente con lentitud, quitándome un corto mechón de cabello que interfiere en mi frente antes de añadir—: La familia de Yunbi está detrás de esto.

Me las arreglo para mantener a raya toda la furia desbordante que me atenaza el cuerpo. Sé que Seokjin dirá que no debo preocuparme por esto, pero es inevitable. ¿Es que acaso esa gente no tiene vida propia?, ¿el pasatiempo favorito de la familia de Sushi es ser un estorbo, una piedra en el zapato? Aparentemente sí.

—Esos hijos del carajo...

—Contaba con algo como esto, niño, descuida —sus labios rozan mi mejilla derecha en una caricia apenas perceptible—. Por otra parte, no creo que sea lo único que tengan en mente, sé que más cosas me caerán encima tarde o temprano.

Él se muestra optimista al respecto y eso me tranquiliza un poco. Sé que no puedo hacer otra cosa, más que dejarle en claro que tiene todo mi apoyo.

—Podrás con esto.

—Pero necesitaré energía —puntualiza—. Tendrás que darme muchos besos. —Al decir, me regala una sonrisa arrogante y un guiño.

Entrecierro los ojos con aire socarrón y mis manos se aferran al borde de su camisa blanca, para tirar levemente de él más cerca. Picoteo sus labios reiteradas veces, robándole varias risitas a mi novio.

—Quiero tu cara en la portada de todos los números de la revista. —Murmura contra mis labios, mientras me mira con detenimiento y un semblante severo.

Mi ceño se arruga agraciadamente y me aparto un poco.

— ¿Acaso inhalaste algo ilegal que te hace decir disparates? —Cuestiono. Mi intención es sonar bromista, pero a juzgar por sus facciones actuales, puedo jurar que lo he ofendido un poquito.

— ¿Está mal que valore a mi novio como la belleza omnímoda y extravagante que es?

Mis mejillas comienzan a tomar un color rojizo debido a sus palabras y hago un puchero.

—Me moriría de la vergüenza. —Admito tímidamente.

—Sé que no es el mejor momento, pero me gustaría que más adelante le des una oportunidad al modelaje. —Al decir, soy capaz de percibir un matiz entusiasmado en sus vocablos roncos.

—Sabes que mis intereses corren por otro lado, Jin. —Procuro que mi contestación no suene como un reproche, porque no es mi intención.

—Tienes razón, sí —asiente, comprensivo—. Simplemente es una sugerencia... Tienes un rostro fino y delicado.

"Tendencia + Torpeza" (Adap.) «JinKook»Where stories live. Discover now