— No, de ninguna manera, yo dejé en claro las condiciones, Alfa tonto... Además, debo de ir a trabajar ahora, no me parece nada ético que un jefe esté impidiéndole a su trabajador concluir con sus obligaciones. — Sentenció el de tez clara, formando un pequeño y tierno puchero en sus labios.

— ¡Aaaa! Pero te pagaré cada clase. — Vio como el castaño lo pensaba, no entendía porque su lobo le pedía quedarse al lado de aquel Omega de suave olor, él se conocía a si mismo y era consciente de que jamás tuvo interés en conocer a algún Omega, mucho menos cuando lo tuteaban o le ponían ese tipo de apodos que ahora estaba utilizando Win.

¿Alfa tonto? Definitivamente el jamás hubiera permitido que alguien lo llamara de esa manera, pero ¿Por qué no podía regañar a ese pequeño? Era como si su Alfa lobo estuviera templado por Metawin.

— Agh, no es dinero, ¿usted cree que con dinero consigue todo?

— No, ¿por qué eres tan complicado? — Murmuró un azabache exasperado. — Solo quiero que tú me des clases, por favor.

El mas bajo suspiro suave y miro a su jefe asintiendo, no entendía porque, pero de verdad tenía la necesidad de estar al lado de aquel fuerte Alfa aunque no podía simplemente admitirlo. — Está bien... ¡Ah! No debería estar haciéndote caso.

— Bien, entonces te veré en la cocina al cerrar el restaurante. — Dijo con una brillante sonrisa haciendo ver sus hoyuelos, pensando un poco más. — Aunque... Pensándolo bien prefiero que sea en mi casa, será mucho mas cómodo.

— Bueno, al fin y al cabo tú me vas a pagar. — Murmuró el contrario desviando su mirada hasta sus manos, empezando a jugar con sus deditos, para después regresar su vista al Alfa. — ¿Tienes ingredientes comprados?

— ¿Se necesita ingredientes? — El menor soltó un suspiro largo y sonoro, negando con suavidad ante la pregunta tan tonta que hizo el Alfa.

— Aún no entiendo como puedes tener dos cafeterías. — Susurró. — Claro que necesitarás ingredientes, si no ¿con qué vas a cocinar?

— Oh, eso, yo entendí diferente. — Susurró un poco avergonzado. — Entonces cuando termine tu horario te pasaré a recoger para ir al supermercado, es que yo no sé que cosas comprar. Tengo que volver a la empresa.

— Está bien, al fin y al cabo no tengo nada que hacer después. — Dijo con una pequeña sonrisa, mordiendo con suavidad su labio al sentir el ambiente cómodo y tranquilo al estar de nuevo en paz con el Alfa, también se encontraba feliz, no solo por el hecho de que tenía otro trabajo, si no también porque se trataba de enseñar y pasar más tiempo con su jefe, pero claro, conociendo el orgullo de Omega no lo iba a aceptar tan rápido, eso es de perdedores, claro que si. — Si tienes cosas que hacer en la empresa, ¿para qué viniste?

— Para pedirle al cajero del primer tiempo que hiciera jornada completa hasta conseguir uno que hiciera segundo tiempo. — Contestó empezando a guardar algunas cosas. — Y también para hablar contigo, mh.

— Lo tenías planeado, Alfa tonto.

— Yo sé que en el fondo, me aprecias al menos un poquito. — Exclamó con seguridad el azabache, mostrando una sonrisa encantadora, adornada con sus hoyuelos.

El contrario no contestó, solo se quedó en silencio, jugando con sus dedos e intentando ocultar su leve sonrojo. — B-bueno... Entonces volveré a la cocina, el break ya está por terminar.

— Si, anda, y no olvides que vendré por ti a las 5:00 p.m. para ir al supermercado, ¿bien?

— Sipi, estaré listo.

Ambos se despidieron con una sonrisa tímida, sintiendo a sus lobos aullar de emoción al darse cuenta de que por fin sus tontos humanos se habían dignado a pasar más tiempo juntos.

Manos de Ángel | BrightWin | Adaptación ✔️Where stories live. Discover now