Capítulo 16࿓

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La afirmación era cierta: La ausencia hace que el corazón se vuelva más cariñoso. O al menos lo hacía para él, al menos.

Había pasado un mes desde que ella había huido del aula de pociones y se había marchado en un arrebato sin siquiera echar una segunda mirada hacia atrás. Sospechaba que ni siquiera le había dedicado un pensamiento momentáneo en su mente desde entonces, porque estaba seguro de que ni siquiera había mirado en su dirección. No lo hizo durante las comidas. Ni mientras merodeaba por el gran salón durante los deberes de una tarde. Y ni siquiera cuando se habían cruzado. Se había entrenado para ser ignorante con él y sólo con él.

Al decir todo esto, se alegró de escuchar que los susurros de que los Carrows querían dañarla, hacerle daño, se habían esfumado y era obvio que su plan de alejarla lo más posible estaba funcionando.

Seguía sin confiar en Pansy, y nunca lo haría. Un leopardo nunca cambiaba sus manchas, y tampoco lo hacía una bruja insensible que provenía de una larga línea de supremacistas malvados empeñados en erradicar del mundo a muggles y sangre sucia por igual.

La echaba de menos. Merlín, quería que volviera para calentar su cama y abrazarla con fuerza. Para sentir sus labios y acariciar su piel. Para sentir la cercanía de alguien a quien quería.

Odiaba la sensación que tenía en la boca del estómago cada vez que la veía pasar y ella le ignoraba. La ira y el odio hacia sí mismo burbujeaban en lo más profundo de su estómago, y le roían agriando el resto del día.

Estaba celoso de Pansy y del tiempo que podía pasar con Hermione. No iba a mentir sobre eso. La forma en que se paseaban juntas por el colegio, susurrando y riendo con alguna broma interna de mal gusto (supuso) le revolvía el estómago.

Era una locura. Todo este calvario era enloquecedor, y él lo odiaba. Su corazón la anhelaba. Nunca lo admitiría ante otra alma viviente, pero le estaba machacando hasta la saciedad. Le estaba desgastando tanto que estaba cometiendo errores en su vida personal y profesional. Precisamente el otro día casi se le escapó al Señor Tenebroso: se estaba cansando de jugar a ser agente doble, olvidando que no estaba conversando con Dumbledore.

A medida que pasaban las semanas, toda su actitud cambiaba y tal vez había una pizca de arrepentimiento con todo el escenario. Dumbledore le había encomendado una lista de criterios a seguir y él había dejado que la ira y la mezquindad se apoderaran de él y se desvió tanto del camino que seguía que no podría encontrar el camino de vuelta a la senda bien trazada aunque quisiera. Severus estaba demasiado metido ahora como para dar marcha atrás e ir a reparar los males que había causado hasta ese momento.

Por supuesto, estaba destinado a ayudar a Potter y aquí estaba, robando a su mejor amigo con falsos pretextos y enamorándose de la chiquilla en lugar de enviarlos por el camino que necesitaban recorrer.

Dumbledore le encargó de tal manera que los guiara para que tuvieran el máximo éxito contra la oscuridad y el Señor Oscuro, pero rompió el trío y ahora Potter y Weasley estaban Merlín sabe dónde, carajo, vagando por el campo por lo que había escuchado en un estilo espectacular que les haría ser colgados, dibujados y descuartizados por el primer Snatcher o Mortífago que pasara por sus incompetentes culos.

Nunca debería haber llevado a Hermione con él. Diablos, deseaba no haberse involucrado nunca con ella porque todo lo que sentía ahora a diario era amargura y arrepentimiento por lo que había hecho. Sin mencionar que ella necesitaba estar con los dos para guiarlos en su camino hacia la luz. Sin ella, mudo y atontado acabaría desviándose del camino de la iluminación que tenía claramente trazado y tomaría el camino menos transitado directo a las garras expectantes de El Señor Tenebroso o peor aún, de Bellatrix.

𝙴𝚕 𝚜𝚘𝚗𝚒𝚍𝚘 𝚍𝚎𝚕 𝚜𝚒𝚕𝚎𝚗𝚌𝚒𝚘 [𝚂𝚎𝚟𝚖𝚒𝚘𝚗𝚎]Where stories live. Discover now