Capítulo 5.

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Trato de pasar desapercibido de su vista, pero, la verdad, no puedo, quisiera saber que tengo la confianza en él, cómo el conmigo, pero ya vi que no.

Camino al segundo piso, veo que Adele sigue sentada con una mirada perdida mientras Valentina le cuenta algo, quisiera saber qué le pasa, pero, no soy niñero, ni guardaespaldas.

Roselyn por su parte está bailando con su círculo de amigos en medio de la pista, y Madison, ¡diablos! No la veo por ninguna parte.

—Disculpe ¿ha visto a la chica Madison Sanders? —pregunto al portero.

Niega con la cabeza y decido empezar mi búsqueda, sé que mencione que no me contrataron para cuidarlas, pero, la verdad, traje 3 chicas y tengo que regresar 3, por lo que empiezo a cuestionar que si son mi prioridad y debo protegerlas.

—Adele —la llamo detrás de ella —puedes venir un momento.

—Dime —contesta sin siquiera mirarme.

—No quiero preguntar, pero ¿Has visto a Madison?

—Jaja —se empieza a reír. —es en serio tu pregunta.

—Si —contesto mirándola confundido.

—Madison, como te explico, ella si llega con nosotros, pero desaparece para irse a otro lado, a un lugar que no tengo ni la menor idea de donde es.

—No entiendo.

—Ella, no se adapta a estos lugares, tengo sospechas de algo, pero no estoy segura, así que si dijiste que nos regresamos a las 11 ella regresa a tiempo para irnos juntos.

Termina de hablar conmigo y se va a sentar junto a Valentina.

Me quedo parado detrás de ellas, me es imposible creer que ya sean las 9 de la noche, —me quiero ir a descansar—. Pienso.

Estoy observando a Roselyn y Adele, cuando me doy cuenta de que mi hermano ahora está ahora con una chica, una chica de vestido rojo, no logro ver su cara por que está sentada hacia él, no entiendo de que se trata su vida nocturna, solo espero algún día me pueda contar si es bisexual o no.

—Timothy —escucho una voz familiar detrás de mí, cuando me giro veo a mi exnovia Esther —¿Cómo has estado? —pregunta mientras se acerca a saludarme de beso en la mejilla.

—Hola Esther, muy bien y ¿tú? —contesto un poco nervioso.

—Bien gracias, ahora estoy con mis amigas en mi despedida de soltera.

Creo no les mencione esta parte de mi historia.

Les comento que cuando tenía 18 años tuve una novia mayor que yo, bueno ella tenía 25 años, éramos 7 años de diferencia, debo confesar que fue algo intenso pero prohibido, su padre es el jefe de mi padre, por lo que nos conocimos en una fiesta familiar a la cual fuimos invitados, cuando la vi, no podía creerlo, quede hipnotizado por su peculiar belleza, debo decir que me sorprendió que me hermano no hiciera nada por ella, pero yo, solo me quede viéndola.

—¿Te casaras? —pregunto sorprendido cuando regreso de mis pensamientos.

—Si —contesta mientras me enseña un anillo enorme de diamantes.

—Felicidades —me limito a decirle.

—Quisiera que me dieras una despedida —dice cerca de mi oído —pero ya me tengo que ir, nos vemos. —se despide con una abrazo y un beso cerca de mi boca.

Bueno, sigo contándoles que después de ese día por casualidad fui al trabajo de mi padre y fue cuando me la topé una vez más, ella traía un vestido escotado, se acentuaba muy bien a su increíble cuerpo, al verla y entrar al elevador juntos, la tensión creció, ella por su parte, se aprovechó de mí, bueno así paso, aunque siempre le conté a Bruce que fui yo quien la envolvió.

Nadie debe saber de esto —dijo después de besarnos y provocar una erección en mi pantalón.

Nos vimos muchas veces después de eso, siempre era a escondidas y debo decir que lo hice muy bien, nadie se dio cuenta, a excepción de Bruce él fue mi gran confidente, duramos aproximadamente un año, hasta que, por mi propio bien, decidí terminar, yo me estaba enamorando cuando ella solo me usaba, decidí enterrarla en el pasado.

—Tim —escucho a alguien tropezando detrás de mí.

Al tiempo de voltear veo como Adele cae de rodillas, corro para ayudarla, pero al momento de voltearse a mí, el olor a alcohol me marea un poco.

—¿Qué hiciste? —pregunto mientras la tomo en mis brazos para sacarla de ahí.

—Déjame —trata de zafarse hasta que cierra los ojos, mientras camino por la escaleras para salir al carro y dejarla descansar.

—Adele —acaricio su mejilla —Adele, me escuchas.

—¿Qué quieres? —al fin contesta.

—¿Por qué bebiste así? —pregunto molesto, no con ella, si no conmigo al no haberme dado cuenta.

—No lo viste —comienza a llorar —estaba con la estúpida de Rachel — dice tratando de calmarse a sí misma.

—¿Quién es Rachel? —pregunto tratando de que no me suelte una bofetada por tan tonta pregunta, pero vamos, casi no sé nada de ellas.

—Tal parece la nueva novia de Owen mi exnovio —al decir eso último se quiebra su voz y me abraza entre sollozos.

—Lo siento mucho Adele —trato de consolarla, pero no sé qué decirle —iré por tus hermanas. —cierro el carro y camino de regreso al lugar.

—Valentina —digo molesto su nombre. —Adele esta borracha.

Su mirada se queda helada al decirle eso —Lo siento, es que vi a Theo y me distraje con él.

La chica con la que se estaba besando mi hermano era Valentina.

—Si, claro si los vi —digo decepcionado —por favor, ve por Roselyn, tratare de contactar a —no termino de decir su nombre cuando veo que viene entrando.

—Ya nos vamos —digo molesto, pero de lejos veo como Roselyn sigue bailando e ignora a Valentina.

Me enojo tanto que voy a ella —Roselyn.

Voltea de inmediato conmigo —¿Qué quieres?

—Adele está muy mal tenemos que irnos.

—No la cuidaste bien, es tu problema.

—Debes de saber que, en esta vida, la fiesta y los amigos no son para siempre —cuestiono dejándola en medio de la pista de baile mientras camino a la salida.

Madison y Valentina vienen detrás de mí, regreso al carro y tomo a Adele para darle un poco de agua.

—Gracias —dice mientras la recuesto y dejo que le dé un poco de aire.

—Adele, niña —dice Valentina cuando la ve.

Antes de entrar veo como Roselyn viene a nosotros furiosa, estoy preparado para enfrentarla, pero, solo llega y entra al carro.

—Tienen que ayudar a Adele a bajar y que lusca bien, si no, díganle hola al internado —digo molesto.

Las tres se apresuran a arreglar a Adele, le acomodan el cabello, el maquillaje.

—Hasta que llegan —dice molesto el señor Dominique.

—Fue mi culpa —digo —la llanta estaba por debajo del aire y tuve que pasar a una gasolinera.

—Bueno que sea la última vez niñas —advierte la señora Lorette.

Entran primero los padres, detrás de ellos, como pueden entrar las chicas junto a Valentina.

Yo estaciono el carro y me voy al cuarto de André.

—Noche pesada eh —dice en cuanto me ve entrar.

—Algo —contesto mientras me recuesto en su sofá —lo siento —digo —puedo dormir aquí.

Tomo una ducha rápido para dormirme lo más temprano.

El chóferDonde viven las historias. Descúbrelo ahora