— ¡Osaka, Osaka! —Exclamo con emoción.

Seokjin frunce un poco el ceño, pero luego soy capaz de visualizar que suelta una risa dulce.

—Vida, Japón está a menos de dos horas de distancia. Ese viaje podemos hacerlo en cualquier momento, no es un asunto grande... —Hace una pausa—. Con "lista de destinos", me refería a lugares más lejos, como Europa o América.

Me incomoda y enciende muchísimo que él sea tan millonario.

— ¿Bélgica? —Propongo, luego de meditarlo un poco, y enfoco toda mi atención a su reacción.

—No he tenido la oportunidad de ir.

—Mi sueño es recorrer la región de Ardenas en ese país.

—Bueno —empieza a decir, apretándome un poco más contra su cuerpo—, considérate afortunado, porque tienes un papi con muchos billetes en los bolsillos que cumplirá tu sueño pronto.

—No —atajo velozmente, y me inclino hacia atrás para distanciarme un poco—. Si lo hacemos, me gustaría que los dos aportemos económicamente.

Sé que quiere rodar los ojos, pero contiene el impulso antes de poder hacerlo. En cambio, me besa en la frente y luego suspira.

—Podemos discutir eso cuando establezcamos una fecha posible de viaje.

—No quiero sorprenderte y dejarte sin aire, pero yo tengo ahorros —le guiño un ojo con ironía. Él me sonríe.

—Siempre me dejas sin aire con tan solo mirarme.

—Imagina cuando te muestre mis abdominales —espeto y muevo las cejas—. Eso sí que te quitará el aliento y morirás.

—Ver para creer —murmura, con una pizca clara de burla en su tono profundo.

Mi semblante se convierte en indignación absoluta, ¿es que acaso no cree que mi torso esté bien mantenido? Esto es inaudito.

En una iniciativa inesperada incluso para mí, atrapo una de las manos de Seokjin y lentamente la introduzco por debajo de la camiseta blanca que llevo puesta. Sus dedos tibios rozan mi piel y presiono con cuidado su palma sobre mi mayor orgullo, mis abdominales. Luego, él hace todo el trabajo de tantear el resto de la zona.

Parece tranquilo mientras siento que recorre su dedo índice por mi figura, pero me gustaría saber qué carajos está pensando en este preciso momento.

—No abras esa puerta, niño —dice, casi sin aire, y retira su mano. Traga saliva y se relame los labios antes de mirarme a los ojos—. ¿Te sientes mejor?

—Sí. Mucho.

—Genial, porque yo no —el reproche en su voz no me pasa desapercibido.

— ¿Qué ocurre? —Pregunto con preocupación.

—Tengo la polla parada, otra vez —sonríe falsamente y yo no puedo evitar carcajear—. No sé cómo pasó.

Mi risa es aparentemente contagiosa, porque Seokjin también termina riendo. Acerco mis labios a los suyos para besarlo de nuevo, pero nuestro contacto es interrumpido cuando mi teléfono comienza a sonar dentro de mi bolsillo.

Odio estos aparatos del carajo.

La expresión de mi contrario se transforma en inquietud mientras yo tomo el teléfono, justo cuando ambos alcanzamos apreciar el "Número Privado" que resalta en la parte superior de la pantalla brillante.

—Seguramente es él —le digo, con cansancio y rechazo en partes iguales.

—Contesta —Seokjin replica—. Y relájate, no lo insultes.

"Tendencia + Torpeza" (Adap.) «JinKook»Where stories live. Discover now