Recoger paquete y llamar a Han Jin. Copiado. Termino de anotar en mi pequeña libreta y alzo la mirada hacia él.

— ¿Y la cuarta?

Mi jefe ladea un poco la cabeza, mientras que una mueca pícara tira de sus comisuras labiales.

—Un beso.

Involuntariamente lo miro con una expresión seria y no puedo evitar sentirme encantado con la fingida inocencia que está pintada en su rostro.

— ¿No estás ocupado? —Pregunto con cautela.

— ¿Para ti? Nunca.

Con aire desconfiado, rodeo el escritorio hasta que consigo acortar la distancia que nos separa. El accionar de mis manos es lento cuando tomo las gafas de marco negro para retirarlas de su rostro, y luego reposo las mismas en su mesa.

Los ojos de Seokjin están fijos en los míos, y como acto siguiente, me inclino un poco para besar su frente durante un prolongado instante.

Mientras me aparto, siento que mi corazón late a toda velocidad.

— ¿Ya?

Seokjin sonríe y sus amplias manos atrapan mis caderas. De un movimiento firme, me deja sentado sobre su regazo.

—No. Más.

Tengo muchísimas ganas de besarlo, claro que sí. Pero la abrumadora sensación que me ha acompañado durante toda esta semana vuelve a reaparecer en mi sistema y, de pronto, solo quiero echarme a llorar.

Planto un pequeño beso en su mejilla y luego lo abrazo con cuidado, apartando mi rostro de su vista. Mi barbilla descansa en su hombro derecho, al tiempo que mi cuerpo comienza a sentirse un poco aliviado debido al contacto tan cálido que compartimos.

Es mi lugar seguro, en medio de toda esta incertidumbre. Estoy a salvo aquí.

—Mi vida, ¿qué pasa? —Me pregunta con un tono dulce, mientras sus brazos me rodean.

No me atrevo a contestarle deprisa, pues temo que mi voz me traicione.

—Tengo hambre —le respondo en un murmuro.

Seokjin se ríe en medio del abrazo, y percibo que me aprieta más contra su cuerpo.

—Bueno, hagamos esto: antes del café, quiero vayas a comprar algo para ti, ¿de acuerdo? Lo que quieras. Yo pago.

—Está bien —contesto sin protestar.

Mi intención es abandonar el regazo de Seokjin, pero sus amplias manos no están de acuerdo con ello.

—Jin, por favor.

— ¿Estás apurado, niño? —Cuestiona burlonamente.

—Tengo que ir a hacer lo que me pediste —le recuerdo, rodando los ojos.

—Oh, apuesto a que tu jefe te regañará si te demoras demasiado, ¿no?

Estoy a punto de quejarme, pero él me roba un beso.

Su aroma fresco y dulce inunda mis fosas nasales mientras me besa, y todo lo que quiero es acurrucarme más cerca.

Cuando nos separamos, él me regala una dulce caricia en el rostro y finalmente me levanto. Pero una vez que lo hago, me da una pequeña nalgada.

Lo miro con pesadez, pero él se ríe y me dedica un gesto de corazón, que se encarga de crear al cruzar sus dedos pulgar e índice.

Salgo de su despacho y le aviso a Nahyun que tengo cosas que hacer antes de abandonar el edificio.

"Tendencia + Torpeza" (Adap.) «JinKook»Where stories live. Discover now