Como parte de mi rutina diaria, una vez que desbloqueo la pantalla, mi pulgar presiona sobre el ícono de Instagram. Una vez que la aplicación se inicia, una risa se me escapa cuando veo que Jimin ha respondido a mi historia —una foto mía que Nahyun me tomó hace una hora— con corazones. Por supuesto, le pido a mi amigo que me avise cuando arribe a la fiesta para ir a saludarlo y charlar un rato.

Luego de pasearme por las historias, la primera imagen que aparece en mi feed es la recientemente publicada por Dae.

Mi dedo vacila un segundo, pero finalmente acabo dándole un corazón a la foto.

—Hermosa criatura hecha por mis tíos —murmuro.

— ¿Dijiste algo? —Nahyun pregunta en voz alta.

—No, nada.

Siento atrapado por mis impulsos, mi siguiente acción es entrar al perfil de Dae para revisar toda su cuenta. Mis cejas se alzan, inevitablemente, cuando noto que ella ha borrado todas las fotos que tenía con el novio que no tuve tiempo de conocer.

Mientras estoy dándole un vistazo a los comentarios que ha recibido en sus recientes posteos —como todo un psicópata—, mi corazón da un brinco cuando varios mensajes de Seokjin comienzan a llenar mis notificaciones.

El pensamiento tonto e improbable de que él me regaña por estar stalkeando a mi prima es lo primero que se me viene a la mente.

Me apresuro a abrir su chat.

La preocupación me invade repentinamente y no me demoro en incorporarme. Todo mi ser se siente en alerta mientras busco, con la vista, mis zapatos. ¿Tres mensajes y sin puntos al final? Definitivamente algo no anda bien aquí.

Una vez que mis pies llevan calzado, le aviso a Nahyun que regresaré pronto y salgo de la habitación.

Doy largas y rápidas zancadas por el corredor del lujoso hotel con el objetivo de llegar pronto a la suite de Seokjin. Afortunadamente, la misma no está muy lejos del cuarto que me fue asignado y no me lleva más que unos cuantos pasos en línea recta.

Cuando llego, mis nudillos golpean con suavidad la puerta y pronuncio cautelosamente el nombre de mi jefe. Pero nadie responde.

Hago girar la perilla y, para mi sorpresa, la puerta se abre gracias al accionar. Dudo durante unos instantes, pero finalmente me atrevo a ingresar a la habitación.

— ¿Seokjin? —Pronuncio, cerrando cuidadosamente la entrada principal.

No muy seguro de qué hacer, comienzo a avanzar con lentitud y precaución por la enorme estancia, tratando de localizar al hombre que me ha llamado con aparente desespero.

Asomo la cabeza por lo que parece ser el ingreso a la habitación principal y, finalmente, lo veo.

Seokjin está sentado en el borde de la cama, cabizbajo, con una mano aferrada a su rodilla y la otra temblando. Lo primero que mi cerebro piensa es sobre lo guapo que se ve debido al traje rojo que viste. Pero, luego, debido al silencio sepulcral en el ambiente, soy capaz de oír su respiración agitada y descontrolada; para terminar de llenar mi medidor de preocupación, su teléfono está en el suelo, a un lado de su pie.

— ¿Se encuentra bien? —Pregunto, pero no obtengo respuesta.

A raíz de lo que mis ojos ven, no le cuesta mucho trabajo a mí intelecto unir los puntos y llegar a una conclusión sobre lo que está ocurriendo: Seokjin está en medio de un ataque de ansiedad.

Siento que algo se estruja dentro de mí por estar siendo testigo de esta situación, pero me obligo a mantenerme sereno. No tengo que dejarme llevar por el pánico. Una crisis de ansiedad no es precisamente agradable para nadie, y sé que causa mucho sufrimiento.

"Tendencia + Torpeza" (Adap.) «JinKook»Where stories live. Discover now