—Gracias, cielo. Por cierto, ¿pudiste dormir bien?

Asiento a modo de respuesta y, al mismo tiempo, ella me entrega una taza que contiene café caliente.

— ¿A qué hora se supone que debes estar en la oficina del dinosaurio? —Yunbi interroga y chequea el horario en su reloj de pulsera—. Me iré en aproximadamente veinte minutos, puedo llevarte si quieres.

—Eso sería estupendo, señorita Kang. No sé cómo agradecerle toda su hospitalidad y amabilidad.

—Ya te dije, somos amigos. Y los amigos se ayudan, cuidan y quieren entre sí.

Sus palabras me roban otra sonrisa. Luego, levanto mi taza para que hagamos un pequeño brindis, aunque libre de alcohol.

Mi cuerpo –al igual que mi corazón– da un salto cuando notifico que Kim Seokjin aparece, puedo jurar, por arte de magia. Ni siquiera lo he escuchado acercarse. Le dedico una mirada disimulada y me sorprendo al verlo despeinado, considerando que él siempre mantiene su cabellera impecable y en orden.

—Buenos días, su majestad —Yunbi le saluda y le sirve un vaso cargado de jugo de naranja—. ¿Tienes esa cara de felicidad porque soñaste conmigo?

—No exactamente —Seokjin le responde con la voz más ronca de lo normal.

Yunbi rueda sus ojos con ironía y se da la vuelta para lavar todo lo que utilizó.

La hermosa dama tararea una melodía mientras lleva a cabo su tarea, pero el silencio está más que instalado entre mi adormilado jefe y yo. Sin embargo, procuro con todas mis fueras no hacerle notar cuán intranquilo me siento por su presencia a mi alrededor. Después de todo, esta es su casa, y yo simplemente fui un invitado.

—Llegaré tarde a la oficina hoy —Seokjin rompe el hielo y me dirige la palabra, aunque su tono indiferente me fastidia—. Recuerda ir a buscar el libro-

—Al departamento de arte y no dejar que nadie me dé excusas de nada —me atrevo a interferir en sus vocablos, para demostrarle que no soy tan despistado como seguramente piensa—. Sí, ya lo tengo memorizado.

Me percato de que Yunbi nos está observando a ambos con cierta curiosidad y una pizca de gracia, pero se ahorra los comentarios.

Por otra parte, Seokjin me estudia fijamente durante unos instantes, pero aparta la mirada y niega con la cabeza.

Otra vez, su actitud y su postura desprenden arrogancia por doquier. Y eso me enferma. Me muero por decirle que me gusta más siendo un sonámbulo porque se ve más humano y gentil, pero sé que no puedo cruzar esa línea. No es correcto. Por mucho que lo odie, él sigue siendo mi jefe y mayor que yo. Le debo respeto.

—Bueno, bueno —Yunbi (alias; muñeca de porcelana) vuelve a hablar y a captar mi atención—. Iré a despertar a mi apestosita y podremos irnos. ¿Ya estás listo, Kookie-Kookie?

—Sí. Sólo debo ir por mi teléfono.

—Genial... Oh, casi lo olvido: Seokjin, hoy tomaré tu auto.

Dicho aquello, la dama comienza a caminar en dirección a las escaleras y Seokjin abandona la silla a mi lado para ir tras ella a toda prisa. Por lo que consigo escuchar, él no duda en interrogar sobre cuál vehículo se llevará, pero ambos terminan riendo.

Ya tengo mi teléfono y mis zapatos puestos cuando la señorita Kang se esfuerza por hallar el manojo de llaves correcto. De repente, Seokjin se acerca a nosotros vistiendo una bata blanca.

—Que tengas un lindo día, mi ángel.

Abro la boca por inercia para responderle, pero la cierro rápidamente porque sé que no me lo ha dicho a mí.

"Tendencia + Torpeza" (Adap.) «JinKook»Where stories live. Discover now