Lo odio. Odio la indiferencia que se encuentra tallada en su expresión corporal. Odio la arrogancia que su voz desprende. Odio todo de él.

Me adentro en el cómodo asiento del Hyundai negro y la puerta se cierra, al igual que como se abrió, automáticamente, cuando el hombre a mi lado presiona un botón del tablero. No puedo creer lo suntuoso que es este vehículo; mi sorpresa es tanta, que tengo que morderme la lengua para mantener la boca cerrada y para no indagar sobre cuántos miles de dólares tuvo que abonar para obtenerlo.

El silencio se instala entre nosotros y ninguno de los dos parece querer hacer algo al respecto. El entorno es sumamente tenso, por lo menos para mí... Bah. Dudo que él sienta algo, considerando que es una roca sin sentimientos.

—Adelante —la voz del jefe me saca de mi trance pensativo—. Pregunta lo que tienes en mente.

—Yo no... —Suspiro profundamente, sabiendo que no puedo mentirle. Carajo, engañarlo parece algo imposible—. Con todo respeto, ¿a qué está jugando?

El mutismo que le sigue a mis palabras es despreocupado, sin embargo, él se las arregla para responder mientras el vehículo comienza a avanzar.

— ¿Parezco un hombre que juega? —Me mira por un momento, e involuntariamente me ruborizo—. Simplemente te invité a cenar para que nos conozcamos más.

— ¿Y a dónde iremos? —La pregunta sale tan rápida y naturalmente de mis labios que la vocecilla en mi cabeza festeja mientras aplaude.

—Al sitio A.

Exhalo con profundidad. No debo preguntar qué demonios es el sitio A. Lo averiguaré en breve.

Seokjin está a punto de volver a hablar, pero el familiar sonido de una llamada entrante en el moderno tablero se lo impide. Presiona sobre la pantalla táctil y atiende la llamada.

— ¿Sí? —Habla.

— ¿Cómo está mi gran amigo?

Oh. Oh. Oh... Carajo. ¡Carajo!

Me quedo petrificado. Yo reconozco esa voz.

—Yoongi, recibiste mis llamadas —Seokjin contesta amenamente—. Me alegra escucharte. Estoy volviendo a casa luego de una jornada de mierda rodeado de gente de mierda, ¿qué me dices tú?

El contrario suelta una risa y yo siento que en cualquier momento comenzaré a derretirme por el amor que le tengo a este rapero.

—Pasé toda la tarde en el estudio trabajando en algunas mezclas. Nada me convence hasta el momento y la puta productora me está presionando muchísimo —Yoongi resopla con cansancio—. Que se jodan. ¿Te ha ocurrido algo?

Puedo percibir que Seokjin me mira momentáneamente, pero no me atrevo a devolverle el gesto.

—De hecho, necesitaba pedirte un favor que me avergüenza un poco.

—Nada de vergüenza, mi amigo. ¿En qué puedo ayudarte?

—Verás, conocí a un niño hace poco que es tu admirador número uno, y pensé en darle un autógrafo tuyo para agradarle más.

— ¿Quién eres y qué hiciste con Kim Seokjin? —El hombre del otro lado de la línea espeta, con un matiz burlón—. De verdad, ¿te sientes bien?, ¿desde cuándo te esfuerzas por agradarle a la gente?

—El niño es especial —dice. ¿Acaso se le olvidó que yo estoy justo aquí?

—Entiendo. Bien, ¿quieres beber unas cervezas mañana? Firmaré esa mierda para que el estúpido niño sea feliz y nos pondremos al día, también. Quiero mostrarte algunas de las canciones que grabé en estas semanas, me interesa tu crítica.

"Tendencia + Torpeza" (Adap.) «JinKook»Where stories live. Discover now