00

638 69 16
                                    

00

30 julio 1981

Son las 4:00 de la mañana y la lluvia no cesa; el frío y mal clima nos ha perseguido desde el momento en que Voldemort empezó a tener más poder, a pesar del miedo que genera en muchos él no es la razón por la que me he despertado; la voz de Sirius gritando ser inocente y los gritos de Regulus ahogándose me han despertado, no comprendo que significa y porque lo he soñado, pero sin duda alguna es lo suficientemente horrible como para despertarme.

Hace mucho que no hablo con Sirius, esta tan ocupado con la orden del fénix que lo veo una vez al mes y en ocasiones no lo veo, y a pesar de que sé que todo está bien, por medio de Remus; no puedo evitar no preocuparme por él, como si se tratase de un mal presentimiento y Regulus escogió el camino incorrecto; sé que murió, pero no ha logrado saber qué fue lo que lo llevo a la muerte, cuáles fueron sus últimas palabras o si alguna vez volvió a pensar en mí, su hermana mayor a quien una vez amo.

Mis pensamientos y recuerdos se vieron interrumpidos por un golpe en mi vientre.

—Buenos días mi princesa Meissa, ¿mamá te despertó? — Aún con 8 meses de embarazo, mi estómago no es tan grande como imagine; y a pesar de estar en medio de una guerra ha sido un embarazo agradable, sé que podría ser perfecto con mis dos hermanos conmigo, mis amigos y mi esposo a mi lado; pero no puedo culparlos por no estar conmigo.

—¿Estas bien mi princesa Mei? Hoy estas muy juguetona, deja que mamá vaya al baño creo que me hice pipi, a menos de que... ¡Andrómeda!

Mi grito se hizó presente en toda la casa y sin dudarlo oí como la puerta de la habitación de mi prima se abrió de golpe.

—¿Qué sucede? — sé que Andrómeda entro al cuarto temiendo lo peor con su varita en mano, sin embargo, lo único que encontró era a mi sola sosteniendo mi vientre. — No grites así que creo que entró un mortifago. — La voz de mi prima se oye preocupada y somnolienta y resuena por toda la habitación mientras entra, solo debe dirigir su mirada al piso y a mi ropa para comprender que ha pasado. — Oh por Merlín, Meissa ya va a nacer ¿Qué no nacía en un mes?

—Eso creía yo, pero sabes Mei ha dicho que quiere nacer hoy y si no es mucha molestia Andy ¿¡podrías ayudarme!? ¡No puedo parir sola!

—Oh sí, es cierto. ¡Ted! — y en cuestión de segundos el antes mencionado entro al cuarto cargando a mi pequeña sobrina, Nymphadora de 8 años, risueña y con un cabello rojo, lo que indica que está molesta porque la hemos despertado con nuestros gritos.

—¿Sucede algo señoras?

— ¡Si que estoy a punto de tener un bebé y nadie me ayuda!

—El resumen es ese, ¿podrías traerme las cosas del parto que dejo la sanadora? Y tú Dora ve a tu habitación y escribe una carta a Remus y Sirius, espero no estén en una misión.

—Claro las cosas, vamos cariño y suerte Cassie.

(...)

—Vamos Cassie, puedes resistir más las contracciones falta menos de un centímetro para que Meissa pueda empezar a nacer yo sé que tú puedes.

—Andrómeda llevo aguantando las contracciones como 4 horas y no sé cómo hacer que Meissa salga y ni mi hermano y ni mi esposo aparecen, ¿¡NYMPHADORA!? ¿¡estas segura de haber enviado esas cartas!?

—Embarazada eres más gruñona que nada y si ya las mandé, pero no hubo una respuesta. — me respondía la pequeña mientras llevaba un dulce a su boca.

—¡¿Les habrá pasado algo?!

—Espero que no; ahora céntrate en pujar en cada contracción esta vez Meissa ya viene.

IKIGAI. Be my forever and everDonde viven las historias. Descúbrelo ahora