Capítulo 41: Etapas difíciles.

Start from the beginning
                                    

—Si... Me hará bien creo. Pero voy a extrañarte Cass— agarro su mano. Odio que vaya a ese internado. Antes solo eran las vacaciones de invierno, y ahora la quiere llevar en las de verano.

—Estaré bien, no te preocupes nena— no estará bien y ambas lo sabemos.

—Me gustaría que se cague muriendo por algún veneno o simplemente un cuchillo atravesando su garganta asquerosa— imagino múltiples escenas de su muerte. Cada una me gusta más que la otra.

—El karma llega tarde o temprano.

—Nosotros preferimos tarde. Me refiero a mi papá Kev y todos los del curso.

—Le va a llegar cuando le tenga que llegar— tomo su cara dándole un pico que la hace reír.

—Joder Cassandra Annette Lerner, eres la mujer con el corazón más grande que existe en este mundo nena. A pesar de las cosas que te hizo, no deseas que se muera asfixiada en un ataúd enterrada como yo la imagino ahora.

—Por eso quiero que me cremen. Sería horrible despertar en un ataúd porque te dieron de muerta y tu corazón vuelve a latir repentinamente.

—Yo lo haré a la antigua. Voy a decirles que me pongan una campanita conectada a mi ataúd por si me despierto y jalo el hilo para que me saquen. Ah y unas gomitas y agua por si se tardan, y tal vez una pistola por si me despierto un fin de semana y nadie me escucha. Tengo que estar muy preparada. Uno nunca sabe— confieso. Ella suelta una risa.

—Estás loca.

—No voy a contradecirte.

Nos reímos juntas abiertamente.

—Es increíble que empezamos a hablar de tus papás y terminamos con las gomitas que quieres en tu ataúd.

—Lo sé— nuestras risas hacen eco en toda el aula hasta que nos calmamos y Cass apoya su cabeza en mi hombro callándose por completo.

La conozco bien para saber que quiere contarme algo desde que apareció en mi casa para que vayamos al instituto juntas. Pero en el auto no dijo nada, solo escuchamos música y por ciertos momentos la veía ida en sus pensamientos.

»¿Hay algo que quieras decirme?

—Edmond ya no me recuerda Ámbar, ni siquiera mostrándole fotos nuestras como antes— solloza —la anteúltima vez que fui, hace un mes, entré al psiquiátrico y supo quién era. Como siempre hago, le recuerdo su vida, que soy su hermana, quienes son nuestros padres, y le enseño las fotos y videos que guardo en la cámara familiar. Antes funcionaba y se acordaba de mi, pero... Cuando fui el otro día ya no... Y lo que partió mi corazón fue que pensó que le estaba mintiendo y empezó a gritarme, a decir cosas sin sentido enojado y llamó a los guardias para que me saquen del hospital. Fue horrible escuchar decirlo que no tenía ninguna hermana.

—Oh Cass...— la abrazo y ella llora en mi cuello —¿Por qué no me lo dijiste antes?

—Fue el día que te enteraste de que Kevin era tu papá y me lo dijiste acá. No quería estresarte aún más con mis problemas.

—Cassie... No me estresas amor, nunca lo harás, soy tu mejor amiga y mi deber es apoyarte y escucharte aunque tenga mis problemas porque tú también los escuchas.

—Dolió. Que me diga: tu no eres mi hermana, yo no tengo ninguna hermana. Fue una patada en la tetas, y también al corazón.

—No puedo decirte que te entiendo porque soy hija única, pero todos sabíamos que iba a pasarle. Ed está así hace 8 años. Y los médicos dijeron que la esquizofrenia avanza conforme pasan los años.

El Miedo De Ámbar #1 Where stories live. Discover now