Capitulo 25 ~ Ojitos aceituna

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- Oye, estás armando una guerra donde no la hay. Tú sabes que Michael es mi mejor amigo y ha estado conmigo desde que me rompiste el corazón así que si, lo defiendo a él porque tú te comportas como un niño pequeño.

- ¿Es qué no lo entiendes? Él te ama Eleanor. - Me reprocha Thomas.

- Claro y yo lo amo a él, somos amigos.

- Sabes que no es de eso de lo que estoy hablando, él te ama en serio.

- A ti te cuesta mucho reconocer que solo somos amigo, ¿como te lo digo?. - Pregunto aún más molesta.

- Un amigo con el que tienes sexo. Claro. - Musita molesto.

- ¿Te afecta en algo? - Pregunta Mike.

- Fue suficiente. No te comportes como si fueras mi esposo. - Le hablo a Thomas con las pocas fuerzas que me quedan. - Por tu culpa ya no somos nada. Recuerda que fuiste tú el que saboteo lo nuestro, así que cállate por favor.

Él relaja el ceño, ya no se ve más molesto, solo veo culpa en su rostro y por un momento me siento mal.

Thomas asiente un par de veces sin mirarme a los ojos.

- Permiso - Sale de la habitación.

Me quedo mirando la puerta mientras pienso en lo extraño que se comporta. Parece que no controla sus emociones. Se rompe fácilmente, no entiende los límites y quiere controlarnos a todos. Por naturaleza es controlador pero, no así.

Tal vez Thomas necesita más ayuda de la que estaría dispuesto a aceptar, más de la que yo me imaginé. Y por primera vez lo entiendo, él necesita su espacio, necesita estar solo, conocerse a sí mismo, escuchar lo que su cuerpo le pide y hacer lo que le gusta sin que tenga que pensar en nadie. Tal vez su estadía en Nueva York sea lo que el necesita. Y, joder. Aquí estaré yo, cruzando los dedos por él.

- Es un idiota, ¿quien se cree? - Musita Mike molesto.

- No digas nada. No está pasando por un buen momento. - Me siento en el borde de la cama pensativa.

- ¿Ahora lo defiendes? - Me reprocha el hombre frente a mi con más asombro que molestia.

- Solo no le prestes atención.

Mike asiente y se deja caer junto a mi.

- ¿Cómo haces para soportarlo?

Frunzo los hombros.

- Lo quiero. - Le explico a lo que el responde frunciendo el ceño.

- ¿Lo quieres de nuevo?

- No. Nunca deje de quererlo pero, enterré ese sentimiento. - Le explico con calma.

- ¿Y estas segura de dejarlo salir?

- Ya lo hice. Pero estoy precavida.

- No olvides lo que hizo, no te quiero ver en ese punto de nuevo.

- Pfff. Ojalá pudiera olvidarlo. Pero, creo que estaré bien, ya no soy la misma que conociste hace 4 años. Ahora soy más fuerte.

Él esboza una gran sonrisa en su rostro.

- Me encanta que hables así. - Besa mi frente con ternura.

- Bien. Si cambiamos el tema, tengo que contarte muchas cosas y tú también debes explicar muchas otras. - Me pongo de pie. - Debo ducharme, así que hablemos en el baño.

- Es tradición. - Se pone de pie de la misma manera y caminamos junto al baño.

Él se pone cómodo en las baldosas frías del baño, recuesta su espalda en la pared y estira sus piernas mientras yo me desvisto para entrar a la ducha.

Hold MeWhere stories live. Discover now