26.

211 8 0
                                    

Jueves 10:30 am
Una mañana tranquila en la cafetería, Sebastián ha estado un poco serio pero nada fuera de lo normal, eso supongo, estoy limpiando la barra, cuando escucho la campana sonar, trato de apurarme y estoy lista cuando siento unas manos tomarme por la cintura.

-Hola preciosa- Una voz en mi odio hace que un escalofrío recorra mi cuerpo, me giro y esa mirada, joder ¿Cómo era posible que me pusiera tan nerviosa? Estando con él y nunca paraba de acelerarse mi corazón.

-Hola preciosa- Una voz en mi odio hace que un escalofrío recorra mi cuerpo, me giro y esa mirada, joder ¿Cómo era posible que me pusiera tan nerviosa? Estando con él y nunca paraba de acelerarse mi corazón

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

- Sebastián- Dije soltando un suspiro ante la emoción que me ha causado.

-¿Qué?- Me da una mirada muy coqueta, él lo sabe, sabe que esa mirada me derrite por dentro.

-Nada, solo no me mires así- Desvío mi mirada y pongo mi mano cubriendo mi rostro.

-¿Así cómo?- Quita mi mano y se acerca más a mí rostro.- ¡Aah! ¿Así? ¿No te gusta?- Me lanza una mirada más intimidante que ocasione que me recargue en su pecho.

-¡Sebastián basta por favor!- Él solo ríe divertido y acaria mi cabello.

-Esta bien, está bien- Me separa de él y me da una mirada diferente que más pone más tranquila.- ¿Cómo va tu rutina?

-Pues todo está tranquilo- Miro al rededor y me recargo en la barra, Sebastián me mira de arriba abajo- ¿Qué?- Cuestionó su mirada.

-No nada, solo que eres muy cercana a Karina y Violeta.

-Si somos como hermanas- Digo extrañada- Bueno estoy segura que si fuera hombre no dudaría en salir con ellas porque son maravillosas.

Dije sin pensar y es que era cierto las amaba demasiado, cualquier persona sería muy tonta en no notarlo pero me di cuenta de mi error y el sentido de la conversación con Sebastián.

-Ven- Sebastián me toma de la mano y me lleva directo a un almacén, él se recarga en la puerta cerrada y yo me siento en una mesa y muevo mis pies en el aire en señal de nerviosismo.

-Sebastian yo...

-Mira linda, se que eres muy cercana a tus amigas y que las amas demasiado- Podía ver qué su mandíbula se tensaba un poco y apartaba su mirada.

Entre cerré los ojos cuestionandome si era lo que estaba pensando y creo que si ¿Estaba celoso de mis amigas? No era posible ¿O si?

- Sebastián- Dije en un tono divertido y un poco coqueto, me acerqué a él y recargue mis manos en su pecho.

-¿Qué ocurre?

-¡Aah! Ya se lo que ocurre señor celoso- Sonreí e inmediatamente me acordé de ese día en el restaurante, la verdad estaba ardiendo en celos y él tenía esa misma actitud.

-¿Que? No, no solo... Quiero estar seguro que tú estás Segura... No quiero que tengas sudas- Dijo y desvío su mirada tratando de explicar su conducta.

-Sebastian...- Cambie mi mirada a una más retadora y él se separó de la puerta- No seas tonto ¿Cómo voy a tener mis dudas? Te tengo a ti- Comencé a tocar sus hombros y su fuerte espalda que se enmarcaba más con esa chaqueta de cuero, empecé a a moverme y dar vuelta al rededor de él- Mi varón fuerte, guapo y tienes esto, tu barba que apenas crece que me encanta, tu mandíbula bien formada- Quedé enfrente de él y toqué su rostro e inmediatamente todo cambió, tenía una sonrisa bastante coqueta.

Sebastián me sonrió, camino hasta la mesa y se sentó en ella, yo lo seguí.

-Aja, ¿Y que más?- Me dió una mirada retadora y sabía que le gustaba lo que estaba diciendo.

-Bueno... Me encanta el aroma de tu colonia, es exquisito, como te vistes y tú seguridad... Creo que es intimidante- Le di una mirada que mostraba mi debilidad ante su seguridad y el sonrió satisfecho.- Me encanta como eres, eres tan dulce y divertido, tus ojos... Siento que puedo perderme en ellos por horas, tu mirada que me enloquece y que me transmite seguridad y en tus brazos me siento segura.

Él sonrió y tomo mi mano y me jalo hacia el sentándome en sus piernas mientras acariciaba mi rostro.

-Yo puedo decir que me vuelves loco, tu voz me enloquece, tu sonrisa, tus hoyuelos, tienes un cuerpo magnífico que luce maravilloso- Su mano se piso en mi cintura apretándome con fuerza y causo que yo sobresaltara.

Podía sentir esa tensión, ese conquilleo recorría mi cuerpo, ese nerviosismo, su mirada me intimidaba enormemente, sus ojos se posaron en mi, podía verlo en su mirada, era la misma, la seriedad y un deseo.

Puse mi mano en su cuello, sobaba su cabello y me acerqué a sus labios, de una forma lenta pero que me entregaba en el por completo, no podía resistirme mis manos jugaban con su cuello y bajaban por su espalda y él me tomaba con fuerza de mi cintura.
Podía sentirlo yo era suya y él era mío.

-Eres mía...- Se separó un poco de mi y lo susurro en mis labios.

-Si, si mi señor celoso- Asentí y el sonrió y me beso de nuevo, era un beso más hambriento, más sediento del uno con el otro, él se recargo bien en la mesa y yo me acomodé rodeando mis piernas en su cadera, bajo sus manos lentamente hasta mi trasero y las apretó con fuerza.

Solté un gemido y el sonrió por eso, me separé de él y observaba sus hombros y jugaba con mis manos en ellos, baje y el cierre de su chaqueta y me deshice de ella, contemple como lucía su playera roja, como enmarcaba su cuerpo.
El miraba directamente a mis ojos mientras que con sus dedos bajaba delicadamente las magas de mi vestido.

-Y yo soy tuyo- Lo miré y tenía una gran sonrisa.

- ¡Sebastián!- No podía expresar lo que sentía, no eran palabras suficientes, solo con su mirada lo entendí todo, lo bese de nuevo, el sentimiento era mutuo. -Te amo, te amo, te amo Sebastián Stan.

Nos seguimos besando, sus manos recorrían desde mi espalda hasta la cintura y yo me aferraba a su espalda y a su cuello. Me entregué por completo en sus brazos, disfrutaba tanto besar sus delicados y finos labios.
De pronto eschuchamos unas voces, causando que nos separemos, él al instante se levanto de la mesa y me acomodo las mangas de mi vestido y después le ayude a ponerse su chaqueta, beso delicadamente mi frente.

-Te amo Mara- Me abrazo y salimos del almacén.

Admiradora- Sebastian Stan Y TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora