25. Echoes

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Cuando volvimos no hubo ninguna celebración. Nadie salió a recibirnos con banderas y vitores, todo el mundo se congregó en silencio, observando atentamente el cuerpo maltratado de Maho en mis brazos, como si aquello les disipara las dudas acerca de si estabamos haciendo lo correcto.

No me era de importancia si ahora o desde antes habían notado que los actos de Mara no eran sino una tapadera para su verdadera personalidad. pero ninguno de elos sabía de toda la nobleza dentro de ellos, nadie sabía lo que yo sabía y tendría que tragarme todo lo que podría significar el movimiento de Mara en el Panzerfahren para las escuelas menores y las escuelas mayores, si con eso podía evitar que alguien más sufrifera de la misma manera que lo hizo Maho para mí era más que suficiente.

Todo el mundo abrió el camino hacia la enfermería, donde Monica nos dirigió a una camilla para poder dar comienzo a una revisión completa del estado de Maho. En cuanto esto pasó nos ordenó a todos que salieramos de allí. Toqué un momento los objetos que colgaban de mi cuello antes de volver mi camino hacia las afueras de la enfermería. Me recordé a mí mismo que habíamos tenido éxito, que era todo lo que importaba.

Tampoco hubo banquete de victoria o de valentía hacia quienes habíamos participado en la operación. Al final los seis que habíamos ido nos sentamos juntos, viendonos los rostros, como si nos estuvieramos comunicando con las miradas que lo habiamos conseguido.

Al dar un vistazo por todos los comedores y ver los rostros decaídos, o tal vez asombrados, de todas las personas me pregunté si había sido lo correcto no haber dicho nada de lo que estuvo sucediendo en aquel calabozo. Sin embargo, pensaba que era mejor que todo hubiese pasado de la manera en que lo hizo; todo el mundo comprendía el sacrificio que habíamos hecho y, posiblemente, también comprendían el que no se les hubiera dicho nada acerca de ello.

Früh se nos acercó a todos con cinco vasos de cerveza y una limonada para Miho. Dejó esto sobre la mesa y no dijo nada, se fue casi al instante, dejandonos a los seis nuevamente solos.

Calypso alzó su copa en silencio, al notar su significado cada uno lo hizo con la suya y un pequeño golpe entre los vidrios sucedió después. Bebidmos nuestras copas hasta dejarlas vacías, cada uno asintió hacia los demás en silencio para luego tomar su propio camino.

El mundo estaba cansado —nosotros por lo que había sucedido y ellos posiblemente por la angustia de la espera—, nadie tenía ganas de seguir en aquel día que la oscuridad tomó rápidamente el patio; a lo mejor esto también sucedía también en la mansión, ninguno de los dos adultos tenía las fuerzas para descubrirse y hablar en ese mismo momento que decidieron dormir. Giré mi vista hacia la dirección en donde se encontraban las costas de Kumamoto.

Mi madre yacía nuevamente en Setouchi, a lo mejor ella también observaba hacia la costa del lugar en un intento de comunicación entre los dos. Las Selkies iban de un lugar a otro entregando nuestros pensamientos, pero solo eso, las noticias se dirían con nuestras voces.

Al volver a la enfermería Monica me permitió la entrada. Ella salió unos segundos después dejando solo una luz tenue de vela en el lugar; agarré una silla y tomé asiento al lado de Maho. Su pecho subía y bajaba lentamente, quise preguntarme cuándo despertaría, pero sabía que si hacía aquella pregunta solo lograría que mi corazón se impacientara.

Recosté mi cabeza en el orillo de la camilla y cerré mis ojos. Había sido una noche sin canciones.

***

Desperté bajo un techo desconocido. Al bajar la mirada hacie mi cuerpo me encontré con Liam durmiendo en el borde de la camilla; su largo cabello castaño le cubria el rostro, poer podía decir que era él. Si aquello era un sueño no quería despertar, no quería que desapareciera en algún momento; no quería volver a la realidad.

Serie Fanfic Girls Und Panzer #3 - Jauría de Lobos y LeonesΌπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα