La maldición que salvó mi vida

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¿Jefe cultivador a los cuatro años?

A los señores de Muelle de Loto no les quedó otra opción que realizar un programa bien estructurado para que todos pudiesen compartir un momento con su pequeño loto. Los Lan y los cultivadores errantes podían entretener al niño durante la mañana, los hermanos Nie con Meng Yao y los miembros de la familia Wen después de almorzar y de la siesta, y finalmente la familia Jiang podría tener a su pequeño para sí mismos luego de la cena. Aunque le provocaba dolores de cabeza a la mujer, Jiang Cheng resplandecía feliz de tener la atención y cariño de todos sus geges y, del mismo modo, ellos se dejaban contagiar de su ternura y permitían que ese cariño inocente e incondicional suavizara todos los bordes espinosos de sus corazones.

Con esa rutina organizada, los días festivos se marcharon al igual que algunas delegaciones y visitantes permitiendo que todo Yunmeng retornara a la normalidad paulatinamente. Sin embargo, el día antes de partir, Lan Qiren se presentó en el Salón de la Espada para entregar las hojas que contenían el ritual de sanación a los líderes de la secta. Madam Yu por primera vez se mostró indecisa, ansiaba conservar a su hijo en su forma más dulce e inocente pero a su vez, anhelaba realizar el rito para devolverlo a la normalidad y mostrarle que sin importar su edad, él merece que lo amen. Es curioso pensar que una maldición consiguió salvar a más de una familia del naufragio y rescatar un par de almas de la destrucción. Ella y su marido comprendieron que se estaban comportando como padres nefastos quienes lejos de fortalecer las convicciones de sus hijos, los estaban convirtiendo en jóvenes inseguros con la capacidad nula de demostrar sus emociones por temor a decepcionarlos. Ambos se equivocaron, fueron orgullosos y descuidaron su matrimonio e hijos. Lo mismo sucedió con la familia Wen. Cuando el poder te nubla la vista puedes cometer muchos errores y uno de ellos es sacrificar la felicidad de tus hijos. Wen Ruohan ansiaba poner a su secta en la cima e impartir miedo a todas las demás para reafirmar su soberanía, ignorando que además de líder, también es padre. 

Sobre Xue Yang, tanto Madam Yu como Jiang Fengmian saben que, de no haber sido acogido en la secta gracias a la influencia de Jiang Cheng, el camino ya torcido de ese adolescente le habría llevado a cometer terribles agravios en nombre de la venganza. Y entonces el alma de ese niño se perdería para siempre. ¿Y qué hay de Meng Yao? Un joven que fue humillado una y otra vez por culpa de los pecados de alguien más, apuntado con el dedo por quienes tienen un concepto erróneo de superioridad cuando quien debe ser condenado por sus malas acciones es otro. Pero cuando ese niño llegó a su vida, trajo consigo al resto de personas e inconscientemente le consiguió una nueva familia que no le da mayor relevancia a su origen. Ahora Meng Yao sabe que no necesita a la secta Jin ni la aprobación de Jin Guangshan para merecer respeto u obtener un lugar relevante en el mundo. A donde sea que vaya, habrá alguien que lo defienda a él y a la memoria de su madre. Tal vez sea buena idea quedarse en la secta Jiang.

Se decidió realizar el ritual al anochecer del día siguiente para disfrutar ese último día con su hijo de cuatro años. Dieron un paseo por el muelle, jugaron con el resto de geges que insistieron en quedarse y luego se sentaron a la orilla del lago a comer sandía fresca. Allí Xiao Xingchen supo que Xue Yang ya no podía considerarse una amenaza, no cuando quitaba con tanto cuidado las pepas de la fruta para dárselas al niño que balanceaba sus pies en el agua. Definitivamente esa ave ya tenía un nido definitivo.

Al caer el sol Madam Yu y su esposo llevaron al niño a un edificio apartado del resto seguidos por toda la multitud de personas que Jiang Cheng conquistó y entonces cruzaron las puertas de una amplia habitación con Lan Qiren y Lan Xichen quienes ayudarían con el ritual. El resto esperaría a las afueras para evitar una impresión equivocada ya que no sabían cual sería la reacción de Jiang Cheng una vez que terminaran el rito. Ambos padres se mostraron nostálgicos mientras arrullaban al niño para luego vestirlo con túnicas acorde a la edad real del niño y evitar que se mostrara desnudo al mundo una vez que su cuerpo creciera. Por otro lado, los Lan se encargaron de dibujar la matriz sobre el suelo con cuidado y precisión para evitar errores.

Se venden lotos en miniaturaWhere stories live. Discover now