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"Cuando abrió el segundo sello, oí al segundo ser viviente que decía: «Ven». Entonces salió otro caballo, rojo; al que lo montaba se le concedió quitar de la tierra la paz para que se degollaran unos a otros; se le dio una espada grande."

Apocalipsis 6:3-4

"Muy bien, ¿alguien puede decirme en cuántos grupos se pueden dividir los animales marinos?" El rotulador terminó de subrayar el título del tema en la gran pizarra blanca. Draco se giró hacia sus alumnos y esperó a ver alguna mano levantada, o algún indicio de participación.

Los adolescentes no dijeron nada, ni siquiera se habían movido. Desde que la guerra había empezado, los jóvenes ya no eran despreocupados y no estaban llenos de felicidad. En muchas ocasiones Draco los intentaba animar, porque le indignaba que personas tan jóvenes tuvieran que soportar la mierda de la guerra y fueran infelices.

Draco los miró durante unos segundos más. Su jersey gris era bastante grande para su cuerpo, tiró un poco de las mangas para ocultarse los dedos.

"¿Dean?" Llamó al alumno con tono suave, amigable. El omega que tenía su cabeza agachada y se limitaba a mirar su libreta levantó la vista. Los ojos del chico entraron en contacto con los de su profesor omega, e inmediatamente desvió su mirada hacia otro lado.

El ambiente era silencioso y tenso. Draco suspiró con pesadez y se frotó el rostro con una de sus manos.

"¿Nadie?" Preguntó sólo para estar seguro.

Los alumnos compartieron algunas miradas entre ellos, pero nada.

Draco dejó el rotulador negro sobre su escritorio y se sentó sobre el mueble. Draco era bastante bajo de estatura, sus pies quedaron lejos del suelo al sentarse.

"Bien, definitivamente no os interesa la vida marina." Bromeó con sequedad. Los adolescentes solo se limitaban a mirarlo un poco. "Vamos, sois adolescentes, almas jóvenes. ¿Ni siquiera me vais a interrumpir, ni vais a protestar, tampoco vais a tiraros bolígrafos mientras explico?" Exclamó con exasperación. Alzó sus brazos a ambos costados. "¡Sois adolescentes, se supone que debéis estaros quejando de todo! Eso hacía yo con vuestra edad."

Algunos de sus alumnos alfas lo miraron con extrañeza.

"No vais a decir ni una palabra, ¿eh?" Draco sacó su teléfono de su bolsillo trasero y lo encendió. "Bien. ¿De qué queréis hablar entonces?" Miró en la sección de noticias de última hora. "¿Queréis debatir sobre, umh, el precio de la leche? Ha subido un treinta porciento. Ah, mirad, aquí hay una noticia de última hora." Los adolescentes parecieron muy interesados. "El último libro que sacaron el mes pasado ha recibido una mala crítica."

Los chicos suspiraron y volvieron a bajar sus cabezas.

Draco sentía que quería arrancarse la piel a tiras. Esos chicos deberían estar llenos de energía, deberían estar quejándose de la maldita vida escolar y preocupándose por qué van a hacer el fin de semana. No deberían estar deprimidos, consumidos y en constante miedo por la guerra.

Había intentado muchas cosas con ellos; escuchar música, debates libres, hora de arte libre y educación física. El setenta porciento de los profesores del instituto en el que Draco trabajaba se habían ido o habían renunciado, preferían pasar sus últimos días haciendo lo que ellos querían. La gran mayoría del alumnado también habían desaparecido del centro, los treinta alumnos que antes tenía ahora eran diez.

"¿En serio, nadie?" Inquirió con aburrimiento. Ser profesor de alumnos tan jóvenes y revoltosos sí era emocionante, aquello era deprimente y aburrido. "¿Ni siquiera me vais a contar lo que habéis hecho este fin de semana?"

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⏰ Last updated: Feb 14, 2022 ⏰

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Los lobos aúllan en luna llena [harco]Where stories live. Discover now