Capítulo 1: La agridulce ironía de la vida (Blake)

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—Mi niño, qué guapo estás hoy —me dijo con una gran sonrisa, para después acomodar mi corbata—. Estoy segura de que hoy acapararás la mirada de todos.

—¿En serio crees que me veo bien?

—Por supuesto que sí —se alejó por un momento en busca de algo sobre el mesón—. Serías la envidia de cualquier dios griego, mi niño —me acercó una tostada y una taza—. Pero ahora debes desayunar antes de que bajen tus padres, están emocionados por la ceremonia de ingreso.

—Claro, emocionados...

Y no era que estuvieran felices porque ya iba a empezar mi último año y querían acompañar a su hijo en ese día tan importante, nada que ver. La realidad detrás de todo, era que amaban la atención y el hecho de ser nombrados cada año como importantes inversores del colegio, que todos los padres y profesores se acercaran a felicitarlos por sus logros y el que su hijo sea alguien tan destacado académicamente. Así era como alimentaban su orgullo y altivez, y vaya que no se preocupaban por ocultarlo.

  A lo que concierne con los estudios, pues mi instituto era reconocido por las grandes figuras públicas que se graduaron allí, además de su alto nivel académico. Desde pequeño me enseñaron que las buenas calificaciones lo eran todo, que sin ellas, yo no sería nada más que un perdedor en la vida, así que debía destacar en todo, ser siempre el mejor. Para ello, tuve tutores privados que me visitaban luego de clases, enseñándome y explicándome mucho más a fondo sobre las asignaturas básicas; me inscribieron en cursos de chino, francés y alemán para mejorar mi fluidez en los idiomas; los fines de semana eran igual de ajetreados, pasaba aprendiendo a tocar el piano, asistiendo a las clases de etiqueta y modales, o simplemente preparándome para manejar la empresa familiar a futuro. Desde la niñez, mi vida se ha manejado por una sofocadora y extenuante monotonía de la que no podía escapar por más que quisiera... bueno, al menos así se mantuvo hasta que entré a bachillerato.

Recuerdo que estaba entusiasmado por empezar los últimos tres años de colegio, mis planes eran mantenerme con mis amigos de ese entonces en el curso de ciencias, pero mis padres tenían otra idea en mente.

Estaba aún en vacaciones, era un lunes al medio día, me encontraba acostado en el sofá de la sala viendo una película, la casa estaba en completo silencio. De repente el teléfono sonó, mi nana se acercó a contestar y segundos después, me dijo que mi padre necesitaba hablar conmigo urgentemente. Sabía que mi rostro expresaba fastidio total cuando ella me dio una mirada dulce antes de subir con prisa al segundo piso.

—¿Aló?

—¿Por qué no nos avisaste sobre el curso avanzado? Hoy comienzan las pruebas de ingreso, ya todos están aquí, mientras tú sigues allá y ni siquiera te preparaste —me regañó—. Como sea, ya hablé con el coordinador, me dijo que puedes acercarte a dar la prueba, así que ponte el uniforme de parada y ven al colegio rápido, ya mandé al chofer a recogerte.

—Papá —suspiré antes de seguir—, no les dije nada porque no quiero ingresar en ese curso.

—¿Acaso eres un mediocre? —gritó con enojo a través del teléfono—. Teniendo esta gran oportunidad y tú la quieres desaprovechar... Ya te dije, ven rápido al instituto, acá te espero —sentenció y colgó de inmediato, sin siquiera darme la oportunidad de responder.

Al final, y muy a mi pesar, terminé yendo durante toda la semana a rendir las pruebas de ingreso, pero tenía un plan, responder mal o simplemente dejar las preguntas en blanco para no aprobar. Sin embargo, todos mis esfuerzos terminaron siendo en vano porque acabé siendo aceptado. No entendía muy bien qué había pasado, hasta que una tarde lo descubrí.

—En serio eres una gran decepción —unos ojos fríos me miraban— ¿No pensaste en cuán mal quedarías con esos resultados? Es que ni siquiera lo intentaste.

Mi ambedo, tu litost (#PGP2022)حيث تعيش القصص. اكتشف الآن