Capítulo 3

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Yoongi trató de no estremecerse cuando el extraño tocó su hombro para mostrarle una cama. Con el clima tan frío, Yoongi no había tenido otra opción que ir al refugio de gente sin hogar más cercano. Estaba prácticamente helando.

No le agradaba la idea de dormir con tantos extraños. No tenía nada de valor, pero aun así Yoongi estaba asustado. No le gustaban las miradas que algunos hombres le estaban dando.

Intentando envolverse mejor en la delgada y áspera manta gris, Yoongi supo que no iba a conseguir dormir. Sin embargo, su estómago estaba lleno. En el refugio lo habían alimentado. Con su pequeño cuerpo no se necesitaba mucho para llenarlo. Daba gracias por eso ya que la porción que servían era bastante escasa.

Yoongi se preguntó lo que Jungkook estaría haciendo ahora mismo. Era muy probable que, a esta hora ya estuviera en el trabajo.

Su compañero probablemente ni siquiera pestañeó cuando Yoongi se marchó. ¿Era tan difícil querer a Yoongi?

Girándose, Yoongi vio a un hombre mirarlo estrechamente. El hombre tenía esos duros ojos, del tipo que gritaba 'poco fiable'. Bajando sus ojos, Yoongi esperó que el hombre volviera su interés hacia otra parte. No era un luchador. Yoongi no poseía las habilidades para defenderse adecuadamente.

Ni siquiera podía cambiar completamente.

¿Qué tipo de maldito oso era de todos modos? Yoongi odiaba el que no pudiera cambiar. Había sido un problema al recorrer las solitarias carreteras.

Todo lo que podía hacer era tratar de encogerse y rezar para desaparecer del radar de los demás, mientras estuviera en el refugio.

Antes del amanecer Yoongi era un bulto de nervios destrozados. No sólo era que no hubiera podido dormir, sino que además tenía que dejar el refugio durante el día. Esas eran las reglas. Estaba tan cansado. Todo lo que quería hacer era volver a acostarse y conseguir unas horas más de sueño. El hombre con los ojos poco confiables no lo había molestado, pero sin embargo, Yoongi había mantenido un ojo abierto toda la noche.

Cuando salía del refugio, Yoongi fue detenido por uno de los hombres que trabajaban allí. —¿Puedes entrar en mi oficina? —Yoongi cabeceó y lo siguió, tomando asiento dentro de la pequeña y abarrotada oficina—. Uno de mis amigos es encargado en el supermercado calle abajo. Le hablé esta mañana sobre ti. Tiene un trabajo de reponedor, si estás interesado. Piénsalo bien, no suelo ofrecerles esto a la mayoría de los que vienen aquí. Porque la mayor parte de los hombres que buscan refugio aquí no tienen deseos de trabajar. Dime si me equívoco, pero te veo como alguien que sí lo tiene.

Yoongi rápidamente asintió. Ahora podría conseguir dinero para alquilar un cuarto y comer. Estaba agradecido de que algunas personas aun mostraran bondad. El trabajo podría no pagar demasiado, pero Yoongi no era melindroso.

—Entonces lo llamaré. Aquí está la dirección. Ve allí y lo buscas. Su nombre es Seokjin.

Yoongi agarró la tarjeta de visita que el hombre le ofreció, leyó la dirección y, entonces, sonrió al hombre que le ofrecía un trabajo. Sacudió la mano del hombre y se apresuró a salir de la oficina.

Yoongi se sintió nervioso durante todo el trayecto en autobús. ¿Y si no conseguía el trabajo? ¿Qué haría entonces? Volver con Jungkook no era una opción. Yoongi no era un felpudo que llevaran de acá para allá. Realmente tenía su orgullo. Sabía cuando no lo querían.

Yoongi entró en el supermercado y entregó la tarjeta a una cajera. Ella llevó a Yoongi a la oficina trasera, regresando a Yoongi su tarjeta. El hombre sentado detrás de su escritorio se puso de pie cuando Yoongi entró y estrechó su mano.

La ira de un hombre- KookgiWhere stories live. Discover now