❝ El diamante más valioso del mundo ha sido robado. ❞
¿Quién pudo haber sido tan sagaz de lograrlo?
Jennie es una tipa "peligrosa", el principal objetivo de la policía en todo Corea del Sur.
Lisa es una joven pelinegra con una vida común y corriente...
—No te sientes en el auto, Lisa —exigió DaeHyun. Jennie volvió a apuntarlo con el arma—. ¡Lalisa Manoban, siéntate en el auto, rápido! —gritó mientras se tiraba al suelo asustado.
La pelinegra lanzó un grito de irritación y sin más tuvo que obedecer.
Kim se puso de cuclillas al lado del convaleciente.
—Tranquilo, es una herida superficial. No está cerca del hueso. Buen tiro. ¿Verdad que sí?
—Muy bueno —contestó—. ¿Pero, por qué?
—Estabas por usar tu patada voladora. No podía arriesgarme —dijo medio burlona—. Ahora escucha. Cuenta hasta cien luego de que nos vayamos y entonces ahí podrás llamar a la policía, a la ambulancia, a quien tú quieras.
—Entendido.
—Pero si los llamas antes de contar hasta cien, volveré y te dispararé.
—¿Cómo vas a saberlo?
—Te dispararé si sigues haciendo preguntas estúpidas —lo apuntó con el arma otra vez.
—¡Contaré hasta 200, lo juro!
—Bien, eso me gusta.
Jennie se reincorporó e ignorando el enojado semblante de la extranjera, se adentró al coche para encender el motor.
—Ponte el cinturón de seguridad —Lisa solo viró los ojos al escuchar aquello.
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El camino por toda la carretera fue silenciosa. A veces Jennie miraba a la menor de manera disimulada, notando como esta aún se mantenía seria y disgustada.
—Por cierto, yo no quería dispararle.
—¿Entonces por qué lo hiciste? ¡Aquellos que no quieren disparar, no disparan!
—Esa bala lo hará el héroe de la ciudad.
—Estás loca —alzó la voz indignada—. ¡Estás loca! Le disparaste a quien sea. Eso no es normal. Eso no es normal en ninguna parte del mundo.
—Sé lo que estoy haciendo.
—Por favor, detén el auto. Quiero ir casa, quiero estar lejos de ti.
—Relájate, Lisa. Solo cálmate.
La pelinegra suspiró.
—Quizás estaba a salvo con ellos.
Jennie la miró sorprendida.
—¿Qué dijiste? ¿Acaso tienes miedo de estar conmigo?
—Nunca debí confiar en ti.
—¿En serio? —Lisa no contestó, se estaba sintiendo verdaderamente mal—. Oh, ok. Muy bien entonces —habló para manejar hacia un estacionamiento y frenar el coche ahí. Se quitó el cinturón de seguridad con rapidez, abrió la puerta para salir y al cerrar esta lo hizo con brusquedad.