❝ El diamante más valioso del mundo ha sido robado. ❞
¿Quién pudo haber sido tan sagaz de lograrlo?
Jennie es una tipa "peligrosa", el principal objetivo de la policía en todo Corea del Sur.
Lisa es una joven pelinegra con una vida común y corriente...
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Un señor de barba notoria y de unos aproximados cuarenta años, se encontraba en el patio comedor de un distinguido restaurante. Fumaba con calma ante la espera de JonHyun, su mano derecha y fiel trabajador.
—¡Lo siento mucho, señor Shin! —apareció de repente, corriendo con apuro hasta llegar y sentarse al frente de su jefe.
—Está bien, no te preocupes. Tienes suerte de que pensaba quedarme en Praga por más tiempo. ¿Qué noticias tienes?
—¡Ah sí! ¡Es sobre el Wonseog! —gritó eufórico, Shin le tapó la boca rápidamente. Mirándolo con enojo y unas tremendas ganas de querer matarlo. No le costaría nada.
—¿Es que eres idiota? —susurró, sin sacar aún su mano de la boca de JonHyun—. No puedes hablar del diamante tan a la ligera. ¿Entendido?
JonHyun asintió muchas veces y carraspeó luego de que su jefe lo soltó.
—Lo siento mi señor, pero es que ha llegado una propuesta. Alguien quiere vendernos el diamante —habló en voz baja esta vez, con discreción.
—¿Quién es?
—No ha querido revelar su identidad, pero nos llegó a enviar las pruebas suficientes que muestran que sí tiene en su poder lo que queremos.
De inmediato Shin sonrió complacido, dio la última calada al cigarro y lo desechó en el pequeño recipiente de vidrio.
—Si le doy la joya a Gwon, no dudará en darme un 20% más de las ganancias —habló esperanzado—. Quiero eso lo más pronto posible.
—Entendido mi señor.
—Llama a Kwang y dile que se encargue del encuentro con la persona, quiero la joya este fin de semana —demandó tajante.
JonHyun asintió varias veces y lo miró fijamente.
—¿Y? —Shin elevó una de sus cejas.
—¿Cómo dice? —preguntó inocente.
—¡¿Qué esperas?! ¡Muévete ya! —gritó alzando levemente las manos—. ¡Anda y abre una cuenta en el banco!
—Uh, sí. Sí, señor Shin —y como por arte de magia, JonHyun se levantó con rapidez. Dio muchas reverencias en modo de despedida y salió corriendo del campo visual de su jefe.
—Idiota —susurró para luego pedir una copa de vino tinto al mesero.
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