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Un día normal y soleado, todos en el palacio del reino Yainam realizaban calmadamente sus responsabilidades, iban y venían a todos lados, aunque no era típico prepararse para una inminente guerra el reino ya se habían mentalizado que pelearían y q...

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Un día normal y soleado, todos en el palacio del reino Yainam realizaban calmadamente sus responsabilidades, iban y venían a todos lados, aunque no era típico prepararse para una inminente guerra el reino ya se habían mentalizado que pelearían y que además... ganarían.

Todo era tranquilo, hasta que la nación del fuego atacó.

Bueno no la nación, pero si el fuego, de pronto se veían nubes inmensas de humo negro salir a la distancia, los espectadores quedaron hipnotizados por aquella vista, escalofríos recorrían el cuerpo de los vampiros que veían la gran columna de fuego que de pronto surgió entre la nada sobre las nubes de humo.

La guerra empezó.

Todos avanzaron rápido a sus puestos, unos corrían a proteger las murallas del reino, otros siendo mensajeros y otros listos para asistir si así se necesitaba.

Sunghoon que estaba en una junta importante con políticos del reino tuvo que salir de inmediato al recibir las noticias.

Su padre Namjoon que lo miraba con angustia junto con Seokjin su madre lo miraban caminar con preocupación, ambos estaban orgullosos de su pueblo, de su nación, vivieron toda una vida para y por su reino, no querían que algo malo les pasará y mucho menos a su hijo que se preparaba para luchar.

—Sunghoon, no debes exigirte más de lo que puedas hacer, ¿okey? Si la situación se torna oscura vuelve de inmediato. —le decía Seokjin totalmente preocupado.

—Mamá, no lo haré, ¿qué es lo que puede pasar? Son humanos, son débiles.

—No debes caer en la subestimación.—Seokjin lo regañaba, dándole un abrazo.

Sunghoon suspiró.

—Solo ve allá y pelea por tu nación, no hace falta un sacrificio, apenas es el inicio necesitaremos aumentar la fuerza más adelante.—le dice Namjoon palmeándole la espalda.

𝐵𝓇𝒾𝓁𝓁𝒶𝓈 𝓉𝒶𝓃 𝓁𝒾𝓃𝒹𝑜Where stories live. Discover now