Izuku Midoriya, Príncipe del Reino de Deoya, es un adorable niño que disfruta su vida queriendo explorar. En su pequeña huida se había perdido en un frondoso bosque donde su miedo crecía crecía más mínimo crujir de alguna rama de un árbol.
Había qu...
Izuku estaba inquieto explorando, se mordió el labio mirando a todos lados, agudizando sus oídos intentando escuchar algo pero solo el crujir de las ramas de los árboles con el viento.
Suspiróenrollando el mapa que tenía en mano, fue en dirección a donde habían ido Shoto y Eijiro, hacia los pasos pesados para que nadie lo escuchase.
Miraba a todos lados atento a cualquier cosa teniendo una mano cerca de su espada por si llegue a ser necesaria.
Miedo, eso es lo que sentía en esos momentos ya que está solo, aunque siempre....Estuvo solo al menos en el Castillo, afuera se sentíacompletamente libre y acompañado siempre.
Escuchaba a lo lejos el agua, fue acelerando sus pasos, apartó unas ramas para dar paso hacia aquel lago donde se llevó una sorpresa.
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— PríncipeShoto... — fue corriendo a sacarlo del agua, para su suerte no era profunda... O eso creía —
Se detuvo alver que si lo era, Shoto estaba flotando en aquellas aguas. Se sacó con rapidez su guante, apuntó la mano al bicolor quien fue rodeado por un aura verdosa y saliendo del agua con cuidado.
Al tenerlo cerca lo bajó en el césped frente suyo, se puso de rodillas moviendo lo un poco.
— Shoto... Shoto.. — hablaba entre las movidas, no estaba reaccionando, comprobaba que estuviese vivo y este palideció. Su corazón no estaba latiendo — Ay no... ¡Shoto!
Lo moviócon brusquedad, empezaba a desesperarse, sus ojos comenzaban a llenarse de lágrimas, no quería perder a su otro amigo. Volteó hacia los árboles, había escuchado algo o más bien... A alguien.
Se levantólentamente y con rapidezapuntó su mano allí entre los árboles, llevándose la gran sorpresa de ver a Eijiro allí.
— ¿Eijiro? ... ¿Que haces a... — se detuvo al hablar, él estaba con Shoto y lo trajo aquí. — ¿Que le has hecho..?
— Amo me ordenó asesinarlo pero no soy capaz de ello!... Así que lo hice dormir con una flor... — confesó, no quería guardarse nada y menos al pecoso sabiendo como es a pesar de ser un humano dulce — Lo lamento mucho... Esmeralda..
