Izuku Midoriya, Príncipe del Reino de Deoya, es un adorable niño que disfruta su vida queriendo explorar. En su pequeña huida se había perdido en un frondoso bosque donde su miedo crecía crecía más mínimo crujir de alguna rama de un árbol.
Había qu...
Era una hermosa mañana en el gran Reino de Deoya, donde niños correteaban alrededor de la gran fuente, jugando a caballeros y dragones, niñas con vestidos de princesas correteando entre risas.
Los habitantes del Reino yacían algunos en sus puestos para sus ventas de hortalizas y frutales, el aroma a pan recién sacado del horno se expandía entre los suaves vientos que hacía danzar las horas en las ramas de los árboles.
Un día tranquilo como cualquier otro, paz y tranquilidad, con pequeñas travesuras de los pequeños infantes correteando por doquier.
— ¡Majestad no siga corriendo! ¡Por favor, deténgase! — el grito del guardia llamó la atención de los presentes —
Un pequeñoinfante de cabellos verdes con raíces negras, mejillas adornadas por pecas como constelaciones y orbes verdes cuálesmeraldasrecién pulidas. Corría entre pequeñas risas en dirección al bosque.
Muchos creen que el pequeño peli-verde no es de la realeza, puesno viste como un verdadero Príncipe, siempre vestía de aventurero, no le gustaba las ropas elegantes ni estar en el castillo.
Su espíritu aventurero insistía en ir al bosque, ya que la última vez que fue a ese lugar logró divisar una peculiar cabellera ceniza y una capa roja adornada con ligeras plumas hacia el cuello.
Cambió de ruta escondiéndose de sus guardas, entre pequeñas risas se escabulle por un atajo mas rápido en llegar a su destino.
Al llegar al frondoso bosque, empezó a caminar a pasos lentos admirando a su alrededor, lo único que podía escuchar ademásdel silbido del viendo eran sus latidos en sus oidos y su respiración agitada de tanto correr.
El oji-esmeralda tenía buen sentido auditivo, podía escuchar másallá de lo que un ser humano pueda escuchar con normalidad. Pudo escuchar en la lejanía pequeños murmullos y algúnalgún otro gruñido de... ¿enojo? .
Ya se había adentrado bastante, hadta que su mirada esmeralda se posó en una abertura entré unos árboles, se escondióun momento y luego se asomó silenciosamente.
Sus ojos se abrieron cual platos ante la escena que estaba presenciando en ese momento, un niño de cabellera ceniza, ojos rojos cual rubíes resplandecientes y un pequeño dragón rojo.
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